Al llegar a la mediana edad y en adelante el músculo influye directamente en la movilidad, la estabilidad, el metabolismo y la prevención de enfermedades crónicas
MEXICALI.- Cuidar la masa muscular no es solo una cuestión estética es un hábito esencial de la salud integral de las mujeres, sobre todo al llegar a la mediana edad y en adelante porque el músculo influye directamente en la movilidad, la estabilidad, el metabolismo y la prevención de enfermedades crónicas.
José Rojas Serrato, Director del Hospital Materno Infantil de Mexicali, explicó que mantener la salud muscular ayuda a conservar la independencia, mejorar el equilibrio hormonal, reducir la inflamación y proteger funciones tan importantes como la cognición, la salud cardiovascular y el control del azúcar en la sangre.
A partir de los 30 años, las mujeres empiezan a perder masa muscular de manera natural si no se realiza actividad física de manera constante. Esto se acelera con la llegada de la menopausia debido a los cambios hormonales. Menos músculo significa menos fuerza, más riesgo de caídas, fracturas y pérdida de independencia.
“El músculo no solo sirve para movernos. También regula el azúcar en la sangre, ayuda a quemar grasa, y tiene una función antiinflamatoria. Cuando el cuerpo pierde músculo, se vuelve más propenso a desarrollar enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, hipertensión e incluso demencias” explicó Rojas Serrato.
Estudios recientes han encontrado que la pérdida de masa muscular (sarcopenia) se relaciona con un mayor riesgo de deterioro cognitivo, pues al haber debilidad corporal implica menor movimiento, disminución de oxígeno al cerebro, lo que genera inflamación sistémica y menos conexiones neuronales activas.
Además, mantener una buena masa muscular ayuda al metabolismo, al equilibrio hormonal, mejora el ánimo, el sueño y reduce los dolores musculares y articulares comunes en mujeres a partir de los 40 años.
“No se trata de obsesionarse con el gimnasio, sino de integrar ejercicios de fuerza (como pilates, caminatas con peso, yoga o rutinas con ligas o mancuernas) y una alimentación rica en proteína, hierro y vitamina D”, abundó.
Para una rutina de ejercicio y alimentación adecuada y personalizada se recomienda acudir con el médico familiar a fin de hacer una valoración e empezar un plan de cuidados.