Para que un movimiento trascienda, debe estructurarse, tener líderes, un ideario claro y un plan a largo plazo, expresa Experto CETYS
MEXICALI.- Las redes sociales han revolucionado la manera en que los movimientos sociales se articulan, difunden sus mensajes y conectan con audiencias diversas. Sin embargo, esta transformación no está exenta de contradicciones. De acuerdo con el Dr. Carlos Antonio González Palacios, Director del Centro de Excelencia en Desarrollo Humano y Social de CETYS Universidad Campus Mexicali, la relación entre redes sociales y acción colectiva es tan poderosa como compleja.
A diferencia de los medios tradicionales como la televisión o los periódicos, caracterizados por su comunicación unidireccional, las redes sociales ofrecen espacios aparentemente más horizontales, en los que cualquier persona puede expresar ideas, convocar acciones o sumarse a causas sociales. “El internet no es solo un canal; es un sistema que moldea cómo nos relacionamos, lo que decimos y cómo lo decimos. Ya no hablamos de una herramienta neutra, sino de un medio que influye activamente en la configuración de nuestras interacciones”, señaló el académico.
En este entorno, los movimientos sociales han encontrado una plataforma que les permite romper las barreras del tiempo y del espacio. A través de la viralización de contenidos, causas que antes eran locales pueden volverse globales. Sin embargo, la visibilidad digital no siempre se traduce en acción concreta. “Una publicación con miles de likes no necesariamente implica compromiso real. Para que un movimiento trascienda, debe estructurarse, tener líderes, un ideario claro y un plan a largo plazo”, explicó.
Asimismo, enfatizó que si bien algunas protestas simbólicas recientes han tenido gran visibilidad en redes sociales, muchas de ellas han sido actos sociales espontáneos. Por lo que es importante distinguir que mientras los actos sociales son expresiones momentáneas y sin una estructura formal, los movimientos sociales implican tiempo, organización y un compromiso constante para generar un impacto duradero.
Además, el entorno digital presenta riesgos. La aparente libertad de expresión puede ser ilusoria: “Las redes sociales también son espacios de vigilancia, de infiltración y de comercialización de los mensajes. Cada dato que se publica puede ser monetizado o utilizado para influir en el comportamiento de los usuarios, incluso en temas tan sensibles como la política o los derechos humanos”, advirtió el especialista.
A pesar de estas tensiones, el Experto CETYS mencionó que las redes sociales siguen siendo valiosas para muchos movimientos, especialmente aquellos que buscan sensibilizar o educar a la población. Iniciativas enfocadas en el bienestar animal, el cuidado del medio ambiente o la salud comunitaria han logrado amplificar su mensaje y conectar con aliados estratégicos, incluidos estudiantes y organizaciones civiles.
El reto, señaló el Dr. González Palacios, radica en que los actores sociales no sustituyan la acción real por las redes sociales. “Es fundamental que una causa no se sostenga solo con visibilidad. El impacto requiere pasar de la pantalla al territorio: organizar, dialogar, construir y sostener un proyecto común”.