El campesino Vicente Benavides, exonerado y liberado el año pasado, demandó al condado de Kern por fabricarle culpabilidad

Por Manuel OCAÑO / HIPTEX

LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- Un campesino mexicano que libró la muerte tras pasar 25 años condenado a la pena máxima en California, que fue exonerado y liberado el año pasado porque se comprobó que lo acusaron con falsos testimonios, demandó al condado en el que le fabricaron culpabilidad.

Vicente Benavides, dijo en conferencia, luego de demandar al condado de Kern, al norte de Los Ángeles, que “nunca dejé de declarar mi inocencia, y nunca perdí la esperanza”.

Un día que Benavides no tuvo trabajo en 1991, una vecina suya en Bakersfield le pidió que cuidara a sus dos hijas pequeñas mientras ella iba a trabajar como asistente de enfermera. En un descuido del campesino, la mayor de las niñas, de nueve años, salió a jugar y un momento después trató de seguirla la hermanita de menos de dos años.

Un conductor desconocido atropelló a la más pequeña y huyó. Benavides llamó a la madre de las menores y juntos llevaron por sus propios medios a las niñas a hospitales.

La menor estaba inconsciente y en un primer hospital la aceptaron y, al tratar de ponerle sondas, las enfermeras la lastimaron. Pero poco después ese hospital ordenó trasladar a la niña a otro con mayores recursos para rescatar a la paciente.

La pequeña falleció en el segundo hospital. El médico forense del condado omitió en su reporte que la pequeña fue atropellada y determinó que había muerto víctima de una violación anal.

El procurador de distrito dirigió una investigación en la que, por ejemplo, la policía de Bakersfield preguntó a la menor de 9 años, si Benavides había abusado de ellas alguna vez, la niña dijo que no, y los policías reportaron que “con base en su experiencia policial” consideraron que la niña dijo que sí.

Tanto el procurador como la abogada de Benavides tenían el reporte del primer hospital donde se especificó que la pequeña víctima del atropellamiento no tenía señas de haber sido abusada, y el reporte del segundo hospital, en que ya se anotaban lastimaduras. Sin embargo ninguno de los dos mencionó el primer reporte.

Benavides fue sentenciado a muerte y en la prisión de máxima seguridad de San Quintín los presos lo torturaron cada vez que pudieron, porque había sido encontrado culpable del delito más repudiado entre los reos, violación sexual infantil y no solo eso, sino abuso que provocó la muerte.

Hace unos años la organización de abogados sin fines de lucro Proyecto Inocencia tomó su caso y lo primero que hizo fue llevar los reportes del forense y de los hospitales a un experto de la universidad de Stanford quien en poco tiempo notó que el primer hospital no mencionaba abuso sexual y sí indicaba que la niña fue lastimada al tratar de ponerle una sonda.

A partir de esa observación en Proyecto Inocencia entrevistó a médicos que participaron como expertos en el juicio y quienes, uno tras otro, se retractaban de haber dicho que la menor pereció por una violación.

El caso llegó a la Suprema Corte de Justicia de California que determinó que incluso Vicente Benavides reiteró la verdad en el juicio, pero en español y por esa razón sus declaraciones fueron ignoradas en 1991.

La suprema corte exoneró a Benavides el año pasado mientras que Proyecto Inocencia encontró que otros 25 casos de presos por abusos sexuales que llevó el mismo procurador del condado Kern han sido posteriormente exonerado por imprecisiones, tergiversaciones y omisión de pruebas.

Al demandar ahora al condado, Vicente Benavides, ya de 70 años y completamente canoso, dijo en conferencia que siempre tuvo fe en que podría conocerse su inocencia.

El gobernador Gavin Newsom ordenó a mediados de marzo, cuando apenas cumplía 70 días de gobierno, suspender indefinidamente la pena de muerte en California.

Newsom dijo la moratoria es “una obligación moral” porque muchos de los casos de pena de muerte condenan a personas inocentes.

Esa orden salvó de potencial ejecución a 40 presos mexicanos.

(Con datos y fotos de Innocence Project)