El aspirante a la Alcaldía de Tijuana por el PRD recuerda la liberación de secuestrados durante su ejercicio como secretario de Seguridad Pública en Tijuana.
Redacción/ HIPTEX
TIJUANA.- “Todos estaban amarrados; otros enjaulados, vendados. Algunos tenían hasta tres meses vendados, esposados a la taza del baño, amarrados”, recuerda Julián Leyzaola Pérez sobre la más cruenta época de inseguridad en Tijuana, cuando los secuestros en la ciudad y el Estado se contaban por decenas.
En la quinta de siete entregas de: “Leyzaola. Historias Verdaderas”, el ex secretario de Seguridad Pública Municipal y ahora candidato por segunda ocasión a la Alcaldía de Tijuana, esta vez por el PRD, narra sobre lo ocurrido en el periodo de 2007 a 2010, enfatizando un caso que llevó a la liberación de siete secuestrados.
“Yo recuerdo en la campaña pasada en una reunión con empresarios uno de ellos me dijo: - teniente coronel, ¿se acuerda de mí?
-No disculpe, no lo recuerdo. Me enseñó la mano, le faltaban dos dedos.
- “Yo fui uno de los que usted liberó.
Me habían dicho que como no pagaban el rescate, al siguiente día me iban a matar y me iban a tirar. Y cuando me quitaron la venda de los ojos, como es mucho tiempo sin ver, empiezas a ver borroso. Y cuando yo trataba de aclarar la vista en la puerta del baño, lo primero que vi fue la figura del teniente coronel, enfrente de mí.
Dice, imagínese, cómo lo veo a usted. Para mí, quién es usted, mi vida ya estaba perdida Y yo quiero ofrecerle mi ayuda en lo que yo pueda, quiero participar”.
El empresario al que hace referencia en el video Leyzaola Pérez, asegura que fue una de las siete personas que la Policía Municipal a su cargo liberó de casas de seguridad tras toparse con un intento de secuestro en la 5 y 10, seguir a los secuestradores y confesar éstos que tenían ocho casas de seguridad con personas privadas de su libertad en ellas.
Íbamos por el Benitez pasando la 5 y 10, patrullaba como alas dos de la tarde, el tráfico estaba pesado. Narra.
A unos 200 metros cuatro personas se bajan de una panel, abren la puerta, lo bajan, lo jalonean y lo quieren subir a la panel. Cuando vieron las torretas y la sirena, se asustaron, se treparon a la panel y le dispararon a la persona, la quisieron ejecutar.
Dejé a una parte de mi escolta cuidando a esa persona y los demás nos fuimos a perseguirlos.
Por ese tiempo que perdimos, en un momento se me perdió de vista el vehículo. Llegamos a un restaurante de mariscos en una esquina. Entramos al estacionamiento y lo que hice fue ir a tocar los cofres de los carros. Hasta que encontré uno que estaba casi quemándose. “Aquí están”.
“Iba pasando por una mesa y en una silla que estaba en otra mesa se oye: - adelante parejón, adelante.
Y dije: Ay mijito, que me volteo y: ustedes son ¿verdad?” (risas)
“Esos cuatro elementos que estaban ahí me dijeron que tenían ocho casas de seguridad. Y fuimos a esas casas de seguridad y liberamos como a unas siete gentes”.
Leyzaola Pérez resalta que esa frase de: “abrazos, no balazos”, le parece una estupidez. “Porque si tu vas a abrazar a un malandrín te va a regresar una ráfaga de cuerno de chivo”.
“Creo que hoy México a cualquier lugar que vayas tiene la misma problemática que tenemos nosotros.
Es un problema tremendo el que tenemos en el país y además veo gobiernos federales y estatales que no tienen la mínima intención de involucrarse, de acabar con este problema. No tienen la intención, enfatiza. (lgs)