La divulgación de la información representa un riesgo real, demostrable e identificable de perjuicio significativo al interés público, justificó el Centro de Investigación
ENSENADA.- El Cicese reservó por tres años información relacionada con el proyecto de ampliación del Puerto El Sauzal, en lo que tiene que ver con la Manifestación de Impacto Ambiental encargada a este centro de investigación.
La unidad de Transparencia del Cicese respondió así a una solicitud de información hecha por la agrupación Salvemos El Sauzal, toda vez que, "la divulgación de la información representa un riesgo real, demostrable e identificable de perjuicio significativo al interés público. El riesgo de perjuicio que supondría la divulgación supera el interés público general de quese difunda. La limitación se adecua al principio de proporcionalidad y representa el medio menosrestrictivo disponible para evitar perjuicio".
A través de un comunicado, Ensenada Digna y Salvemos El Sauzal expresaron su postura:
La ciencia del silencio: CICESE y la opacidad del Puerto del Sauzal
El Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), institución llamada a ser garante del conocimiento y la transparencia en México, ha decidido jugar un papel peculiar en el debate sobre la ampliación del Puerto del Sauzal: guardar silencio por tres años.
La respuesta oficial a la solicitud que le hicimos a través de transparencia es impecable en su forma y devastadora en su fondo. Afirman que divulgar los términos de su propuesta para elaborar el Manifiesto de Impacto Ambiental “representa un riesgo real, demostrable e identificable al interés público”. Es decir, el interés público se defiende no informando al público. Una paradoja digna de estudio.
El lenguaje empleado es sobrio, técnico, cuidadosamente blindado en la jerga de la legalidad: “proporcionalidad”, “prueba de daño”, “clasificación de información”. Palabras que suenan a rigor, pero que en este contexto funcionan como un muro.
Detrás de esa muralla, queda oculta la información más sensible: ¿cuánto vale la ciencia cuando se pone al servicio de un proyecto que amenaza con devastar un territorio con una gran riqueza biocultural para beneficiar intereses privados y extranjeros?
La ironía es dolorosa: un centro que presume excelencia científica termina atrapado en la misma lógica que critica a la política que se esconde tras el expediente cerrado, la reunión a puerta cerrada y el documento tachado. Con esta decisión, el CICESE no defiende la verdad científica, sino el margen de maniobra de un proyecto cuestionado.
No es un exceso afirmar que la transparencia —valor indispensable para cualquier comunidad académica— se ha sacrificado en nombre de una reserva que protege, en los hechos, a los promotores del puerto. El conocimiento, que debería ser instrumento de esclarecimiento, se convierte así en un escudo para la opacidad.
Y si la reserva caduca en tres años, el riesgo es que para entonces ya no haya playas que defender, la pesca ribereña y el turismo queden en ruinas, sumado a colapsos viales, contaminación aérea, marítima y de suelo. Lo que quedará, en cambio, será la memoria amarga de una ciencia que eligió el silencio cuando la sociedad pedía respuestas.