La militancia de Morena parece que tiene memoria muy corta, cuando ahora cuestiona candidaturas de expriistas y expanistas, como la de Castro Trenti y Jorge Ramos

Por Alberto SARMIENTO REYES / HIPTEX

A estas alturas del partido, los militantes de Morena, fundadores o de reciente ingreso, no debieran quejarse o inconformarse por la designación de quienes serán sus candidatos a puestos de elección.

Salvo en sus inicios, cuando en Morena las candidaturas se rifaban en tómbolas porque nadie quería ser candidato para perder en las urnas, en las posteriores designaciones surgen cuestionamientos de manera recurrentes.

Ya entronizados en el poder, estas expresiones han aumentado, en especial por quienes buscaban alguna candidatura y no fueron bendecidos por la designación de la dirigencia nacional morenista.

Y en Baja California no ha sido la excepción, y como ejemplo reciente fue la lista de candidatos a diputados locales, en la que aparecieron nombres que, en los inicios de Morena formaban parte de lo que su líder moral, Andrés Manuel López Obrador, llamaba “mafia del poder” o de la alianza conservadora “PRIAN”, como aún pregona su dirigente nacional, Mario Delgado.

Pero la militancia de Morena, parece que tiene memoria muy corta. Desde sus orígenes, el partido que fundó López Obrador es una mezcolanza de políticos o simpatizantes del PRD, PRI y, en menor medida del PAN. La lista a nivel de nacional o local que dejaron sus partidos para sumarse al que tiene como eslogan “La Esperanza de México”, son muchos.

Esta reflexión viene a cuento por las expresiones que se dan tras darse a conocer la lista de aspirantes a diputados federales y locales, que tiene como los principales protagonistas al expanista Jorge Ramos Hernández, ex alcalde de Tijuana, exdiputado federal; para más referencias; el otro es el expriista Fernando Castro Trenti, exdiputado federal, exsenador y excandidato a la gubernatura.

Castro Trenti, conocido en el mundo de la política como “El Diablo”, por su especialidad en hacer “diabluras” dentro del PRI, partido que controló por largos años en Baja California, hasta el sexenio de Enrique Peña Nieto, tiene ya varios años dentro de Morena.

Pero apenas ahora le hará justicia la “Transformación”, al ser incluido en un lugar privilegiado para una diputación plurinominal, de esas donde no necesitas hacer campaña ni andar pepenando votos ni invirtiendo en espectaculares… solo cosechar las buenas relaciones que tienes con la dirigencia nacional de Morena.

En el caso del expanista Jorge Ramos, tiene apenas unas semanas que sorprendió a propios y extraños al renunciar al partido en el que militó desde su juventud para sumarse al proyecto de Claudia Sheinbaum, candidata a la presidencia del País por Morena.

Propuesto por el Partido Verde, aliado de Morena, Jorge Ramos no debió esperar mucho tiempo para cosechar en la 4T, va como candidato a diputado local por el Distrito VII, y aunque tendrá que “talonear” tres municipios, es evidente que ess el comienzo de una nueva etapa de su carrera política.

Las muestras de inconformidad en estos dos casos, como en otras candidaturas que no han beneficiado a militantes fundadores de Morena sorprenden, porque ese tipo de designaciones no son nuevas.

Sería muy ingenuo pensar que tanto Castro Trenti como Jorge Ramos se sumarían a la Cuarta Transformación para, como los militantes de a pie, solo pegar engomados en las campañas o recibir algunos de los apoyos de la Secretaría del Bienestar.

En el caso del exalcalde, cabe recordar que han sido muchos los panistas que hoy están en Morena. Solo para recordar, hace tres años la exdiputada local Iraís Vázquez Aguiar, encabezó un grupo de militantes de Acción Nacional que se sumaron a la campaña de la hoy alcaldesa Montserrat Caballero, y fue ella quien presumió esa adhesión.

A muchos morenistas se les olvida que esta política de puertas abiertas a los disidentes de otros partidos fue establecida por López Obrador en su tercer campaña por la presidencia.

Cuestionarla ahora, no tiene sentido ni fundamento, como tampoco lo tiene el referirse al PRIAN en forma despectiva, cuando hoy en Morena abundan expanistas y expriistas, y también exprredistas, que siguen siendo los más marginados a pesar de ser los fundadores de este movimiento.