Pleitos por el poder, con prácticas de bajezas políticas nunca vistas y altos índices delictivos, el legado de Morena para Tijuana en sus dos primeros años en el poder… tanto local, estatal como federal
Por Alberto SARMIENTO REYES / HIPTEX
En 1989, tras el histórico triunfo del Partido Acción Nacional (PAN) en la alcaldía de Tijuana, el Cabildo vivió tres años de pugnas y confrontaciones políticas; la historia está a punto de ser superada en este 2021, porque a horas de que concluyan su gestión los ediles de Morena habrán de protagonizar una nueva disputa de poder.
Para quienes piensan que la historia de Tijuana empezó con el arribo de la Cuarta Transformación hace dos años, déjeme recordarle que el triunfo del PAN en 1989 se tradujo en tres años de convulsión política… entre los panistas que habían ganado.
A pesar de ganar por primera vez la alcaldía de Tijuana, la fracción panista del Cabildo se dividió en dos grupos, por un lado los llamados “Magallones”, identificados con el patriarca del PAN, Don Salvador Rosas Magallón, y quienes respaldaron al alcalde Carlos Montejo Favela.
Fueron tres años de confrontaciones políticas e ideológicas como nunca antes los había experimentado el Cabildo de Tijuana. Por momentos hubo dos secretarios de Gobierno, dos Tesoreros Municipales. Lo cual afectó la marcha del gobierno. Pero, por el otro lado, democratizó la vida del cuerpo edilicio, que en los tiempos hegemónicos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) era un apéndice del alcalde en turno y un espacip para repartir cuotas de poder entre los lideres de las “fuerzas vivas” del tricolor.
Fueron tres años de pleitos, descalificaciones y luchas de poder entre panistas, porque “cuando la perra es brava…”. Pese a ello, Tijuana experimentó un avance significativo en la prestación de servicios públicos,
Luego de 30 años, la historia se repitió en el Cabildo de Tijuana. Solo que ahora entre ediles de Morena y el gobernador, también morenista, Jaime Bonilla Valdez. Por el refrán popular es muy sabio… “cuando la perra es brava, hasta a los de casa muerde”.
Este miércoles, con el anuncio del regreso de Arturo González Cruz a la alcaldía de Tijuana, de la que se separó tras una segunda licencia de su inconclusa gestión de dos años, se espera una nueva confrontación con el gobernador Bonilla, teniendo como objetivo echar para atrás la municipalización del servicio de agua, aprobada por el mismo Cabildo y la alcaldesa Karla Patricia Ruiz Macfarland, cuyo logro más importante ha sido ser la primera mujer en gobernar Tijuana.
Durante más de un año, el gobernador Jaime Bonilla se empeñó en descalificar la gestión de Arturo González, solo unas pocas con argumentos. Lo obligó a pedir licencia al cargo y, desde luego, descarrilar su aspiración a ser candidato a gobernador e incluso a una posible reelección a la alcaldía de Tijuana.
Pero lo que supuso un triunfo de Jaime Bonilla, se tradujo en una victoria de Arturo González Cruz, al llegar a la Cámara de Diputados por la vía de representación por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), aliado de Morena.
González Cruz ha pedido licencia a la diputación federal, para reasumir, por un par de días, la alcaldía de Tijuana y, en su última o penúltima sesión, darle otro golpe político a Jaime Bonilla.
Han sido casi dos años de confrontaciones políticas que ha padecido Tijuana con Morena en el poder, dos años en el que no se observa una “transformación” en los servicios públicos, en infraestructura y o se diga en el tema de la seguridad, al colocarse Tijuana como la ciudad más violenta del mundo por los miles de muertos que se han acumulado en las gestiones de Arturo González y Karla Ruiz, por cierto hija del Fiscal Guillermo Ruiz Hernández.
Pleitos por el poder, con prácticas de bajezas políticas nunca vistas, y altos índices delictivos, será el legado de Morena para Tijuana en sus dos primeros años en el poder… tanto local, estatal como federal.