La única opción que nos queda es el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero como que ya se ha tardado en intervenir en la confrontación entre el gobernador Jaime Bonilla y el alcalde Arturo Gonzalez
Por Alberto SARMIENTO REYES / HIPTEX
La confrontación política del gobernador Jaime Bonilla Valdez contra el alcalde Arturo González Cruz ha escalado al ámbito de la seguridad pública, con los reiterados señalamientos del mandatario estatal contra la policía municipal de Tijuana y su jefe, Jorge Alberto Ayón Monsalve.
Esta confrontación tiene “secuestrada” la seguridad pública, lo cual es sumamente grave y preocupante en una ciudad que ya de por sí es considerada la más violenta del mundo y, hasta ayer, tenía mil 535 razones que lo avalaban.
Sí, son mil 535 los homicidios dolosos que se han registrado en Tijuana en lo que va del 2020, cifra que ha sido utilizada por el gobernador Jaime Bonilla para descalificar la labor del alcalde González Cruz en el rubro de la seguridad.
Lo preocupante de esta confrontación política, es que se haya centrado en el tema de la seguridad.
Antes, existía un acuerdo para no politizar el tema de la seguridad, pero vivimos los tiempos de la 4T y muchas cosas han cambiado.
En su momento, el comandante de la Segunda Zona Militar, el General de Brigada Diplomado del Estado Mayor, Saúl Luna Jaime, intentó mediar para que no se expulsara a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de la Mesa de Seguridad Baja California.
Pero Jaime Bonilla aplicó la máxima: “donde manda capitán no gobierna marinero”. El general Luna Jaime era la única figura política que podía evitar la escalada de confrontación entre gobernador y alcalde… pero no pudo.
En los hechos hay dos “mesas de seguridad”, la que encabeza Jaime Bonilla para Baja California excepto Tijuana, y la que el propio general Luna Jaime encabeza de manera directa con las autoridades policiacas tijuanenses.
Alfonso Durazo, el secretario de Seguridad Federal, tiene un pie fuera del gobierno porque se irá como candidato a la gubernatura de Sonora. Si cuando tenía los dos pies en el puesto poco o nada aportó para que Baja California mejorase en sus índices delictivos, en esto momentos, qué nos podemos esperar.
Recibir por separado al secretario de Seguridad de Tijuana y al gobernador Bonilla, es todo lo que ha hecho para resolver o cuando menos contener la confrontación política que Morena vive en Tijuana.
El general Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional (Sedena), sería la otra opción que tuviera Tijuana para mediar entre gobernador y alcalde, pero durante sus dos años en el cargo poco ha volteado para Baja California, además, al final de cuentas se trata de una disputa política en la que el militar no piensa meterse.
Así que, ahora, ¿quién podrá defendernos?
Pues la única opción que nos queda es el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero como que ya se ha tardado en intervenir, mientras que la cifra de homicidios crece y la delincuencia aumenta, confrontada pero más organizada que las autoridades encargadas de combatirla.