Una de las hijas del expresidente dio a conocer la misiva en el último día de los funerales del dos veces mandatario peruano.

LIMA.- “No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riquezas”, expresó alegando inocencia -y justificando su suicidio en su postura de no estar dispuesto a aceptar vejaciones- el expresidente peruano Alan García Pérez, quien se disparó en la cabeza el miércoles.

Así lo expresó en una carta póstuma que leyó una de sus hijas en el último día de sus funerales.

García Pérez, presidente de Perú en dos periodos, se disparó en la cabeza cuando la policía se disponía a detenerlo por una investigación por lavado de activos ligada al caso Odebrecht, relacionado a sobornos millonarios a políticos y funcionarios latinoamericanos.

En la misiva, el expresidente se dijo criminalizado con especulaciones por más de 30 años en una actualidad de rumores y odios repetidos donde se humilla y veja sin priorizar la verdad.

Habló de su orgullo y de no estar dispuesto a aceptar vejaciones después de haber visto a otros guardar su miserable existencia entre injusticias “y circos”.

“Por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones, a mis compañeros una señal de orgullo, y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios, porque ya cumplí la misión que me impuse”.

Alan García Pérez, fue presidente de Perú en dos periodos no consecutivos, de 1985 a 1990 y de 2006 a 2011. se suicidó el miércoles en el despacho de su domicilio mientras policías esperaban para aprehenderlo.

Había pedido unos minutos para poner cosas en orden en privado antes de que los agentes que se dieron cita en su domicilio se lo llevaran detenido por presuntos actos de corrupción ligados al caso Odebrecht.

Mientras lo esperaban, los agentes escucharon un disparo y al forzar la puerta lo hallaron inconsciente con un disparo en la cabeza. Lo trasladaron a un hospital, pero finalmente murió por la herida que él mismo se provocó.

Su familia rechazó los funerales de Estado. Aún así, familiares, amigos y numerosos militantes y simpatizantes del partido Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) velaron sus restos, que serían cremados el mediodía del viernes.

La madrugada de este viernes un autobús con pasajeros que iban a sus funerales se accidentó arrojando un saldo de ocho muertos y 45 heridos.

Aquí la carta íntegra del expresidente peruano:

“Cumplí la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de este movimiento.

Por eso, y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de 30 años, pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontraran más que sus especulaciones y frustraciones.

En este tiempo de rumores y odios repetidos, que la mayoría creen verdad, he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar o vejar y no para encontrar verdades.

Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí y el homenaje de mis enemigos fue argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias.

No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riquezas. La historia tiene más valor que cualquier riqueza material. Nunca podría haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano.

Por eso repetí: otros se venden, yo no.

Cumplido mi deber en la política y en las obras hechas para el pueblo, alcanzadas las metas que otros países o gobiernos no han logrado, no tengo por qué aceptar vejámenes.

He visto a otros desfilar esposados, guardando su miserable existencia. Pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos, por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones, a mis compañeros una señal de orgullo, y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse.

Que Dios, al que voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes”.