Tras la cancelación de la construcción de una planta en San Luis Potosí, las ventas ya no fueron las mismas.

CIUDAD DE MÉXICO. -  Si algo recordará la compañía Ford de 2017, serán las estrepitosas ventas que tuvo en México, debido al “castigo” que miles de compradores pusieron ellos, derivado de la cancelación que hicieron para edificar una planta en San Luis Potosí en la que iban a realizar una millonaria inversión.

Como se recordará el 3 de enero de 2017, Ford dio marcha atrás a los planes que tenía en este país, en los que iba a destinar en inversión mil 600 millones de dólares.

Ese hecho desembocó de maneta inmediatamente un boicot por parte de algunos empresarios y presidentes municipales para no comprar sus vehículos.

Y si bien, el mal desempeño que se reflejó en las ventas de la marca no se le puede adjudicar por completo al rechazo que generó la cancelación de la planta en el país; al final, Ford cerró 2017 con una caída de 17.7% en ventas respecto a 2016, al colocar 81 mil 698 unidades, casi 7 mil vehículos menos que en 2009, año de la peor crisis automotriz en México.

En lo que respecta a su marca de lujo, Lincoln, ésta también concluyó el año con una disminución de 33.5% en ventas respecto a 2016.

Ante dichos números, Ford cayó del sexto al octavo lugar por volumen de ventas en, al ser superada por Honda y KIA.

Un analista de una consultora automotriz que fue consultado por el medio capitalino de El Universal, y quien pidió el anonimato, sostuvo que la cancelación de la planta afectó la imagen de Ford, pero agregó otros factores políticos y económicos en Estados Unidos que repercutieron en el desempeño de la marca.

“En vez de ser patriotas somos patrioteros y seguramente afectó en la decisión de compra de un porcentaje de los compradores [la cancelación de la planta], pero también hubo problemas con el inventario, la oferta de vehículos fue limitada. Tuvo que haber salido un nuevo modelo compacto en 2017 y se atrasó el lanzamiento”.

“Financieramente la marca tuvo retos en Estados Unidos para compensar algunas pérdidas y a eso se suman las nuevas marcas y productos en el mercado mexicano. Fue la combinación de muchas cosas”, explicó.

A lo largo del año, por lo menos 20 agencias de Ford cerraron o cambiaron de dueño, porque la propia armadora le pidió a algunos distribuidores que vendieran su agencia a otro distribuidor para consolidar territorios.

Autos caros.

Otro experto de una consultora automotriz explicó que Ford ha perdido participación en el mercado mexicano debido al encarecimiento de sus vehículos, los cuales se volvieron más onerosos en comparación con el resto de la oferta, sobre todo en los servicios de post venta.

Además, el valor de reventa de los vehículos Ford es menor que el de otras japonesas o europeas.

“Se volvieron pretenciosos en el sentido de que tienen mucho equipamiento, mucha tecnología, pero para las prestaciones del vehículo hay otras alternativas en el mercado, en precio y costo de postventa”.

“Y la depreciación de estos vehículos es mucho más acelerada que la de los japoneses o europeos”, indicó