La Península
Lodazal cubierto con desperdicios, en eso se convirtió albergue de la Zona Norte
La basura aumentó con objetos servibles, pero remojados, abandonados entre el lodo y bajo la lluvia, ahí donde pronto se convirtieron en desperdicios.
Redacción/ HIPTEX
TIJUANA.- Una cama de desperdicios cubre el suelo convertido en lodazal sobre el que, a pesar del intenso frío, niños con ropa de verano y zapatos sin calcetines juegan enajenados de su precaria realidad y la de sus familias.
Contentos, se pasan la pelota a patadas y hasta simulan una portería. A gritos, piden atención a su hazaña envueltos en una inocencia dolorosa para cualquiera que percibe la realidad.
La gente trata de poner lo que aún le sirve al escaso sol tras la lluvia de anoche y se centra en sus limitados refugios, abstraída del entorno de suciedad y basura en el que se encuentra inmersa.
Sólo personal de limpia del Ayuntamiento realiza tareas de higiene este viernes por la mañana en la unidad deportiva Benito Juárez, donde permanece la mayoría de los 6 mil 100 centroamericanos de la caravana migrante censados hasta el jueves en el sitio.
Los botes de basura al alcance son insuficientes para levantar todo lo echado a perder por el agua, junto con botellas, papeles y otros restos de desecho que muchos dejaron en el suelo, entre el lodo, en lugar de ponerlo en los depósitos apropiados.
Ninguno de los centroamericanos que habitan el albergue se acerca a ayudarlos. El olor es cada vez más intenso y desagradable, acorde con las imágenes de suciedad.
Desde hace días, el hacinamiento y la falta de higiene volvieron a la unidad deportiva Benito Juárez inoperable como albergue temporal para los centroamericanos de la caravana migrante o para cualquier persona que busque refugio en condiciones dignas.
Lo anterior, sin tomar en cuenta que se trata de un espacio al aire libre donde todavía la lluviosa noche del jueves migrantes pernoctaron bajo carpas, endebles casas de campaña o refugios hechizos con plásticos o hasta con ramas de árboles.
Los más desafortunados carecieron hasta de eso, cubriéndose del frío nocturno con cobijas y simples hules. Nada pudieron hacer frente a la llovizna que por ratos fue tormenta.
Un recorrido realizado por HIPTEX la mañana del viernes constató que en la unidad deportiva usada como albergue, la falta de higiene llegó a nivel de desbordamiento.
La lluvia de la noche del miércoles y el transcurso del jueves volvió las condiciones aún más inhóspitas al inundar gran parte del sitio, entre ella el área de tierra del campo de softball proyectada para resguardar mil 500 personas, pero ocupada por cientos más.
A ese panorama debe sumarse la falta de higiene y nula participación en la limpieza por parte de los centroamericanos que habitan el albergue y se niegan a dejarlo a pesar de que la escasa infraestructura y el personal con el que funcionaba antes del caos actual, fueron reorientados a “El Barretal”, que a partir de la noche del jueves funciona como nuevo albergue.
Y es que además de las inundaciones, los ocupantes no dudaron en dejar tiradas pertenencias empapadas que ya no utilizarán, entre las que se encuentran: ropa, zapatos, cobijas, colchonetas y todo lo que muy probablemente necesitarán en próximos días, pero abandonaron entre el lodo, la basura y bajo la lluvia. (lgs)
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