Una llanta pierde alrededor de un kilo y medio de caucho en forma de micropartículas que terminan en el ambiente, muchas veces en los pulmones o en los océanos
PLAYAS DE ROSARITO.- La economía circular no es una moda, sino una necesidad urgente ante la creciente crisis ambiental y el agotamiento de los recursos naturales. Así lo expuso el ingeniero bioquímico José Carmelo Zavala, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental México A.C. (CIGAMX), durante su intervención en el “Foro de Economía Circular” organizado por el X ayuntamiento de Playas de Rosarito. Zavala compartió reflexiones clave sobre la importancia de repensar el modelo económico en Baja California y en todo el país.
El experto en gestión ambiental, enfatizó que aún no se logra conciliar el desarrollo económico con el cuidado ambiental. “No queremos que lo verde sea un obstáculo para el desarrollo, sino una palanca para lograrlo”, expresó, subrayando que el diseño de productos es el punto de partida fundamental de la economía circular. "No se trata de pensar en los residuos una vez usados los productos, sino de diseñarlos desde el inicio para que puedan reutilizarse, repararse o transformarse”, señaló.
Uno de los casos más ilustrativos mencionados fue el de las llantas. Cada llanta, explicó Zavala, pierde alrededor de un kilo y medio de caucho en forma de micropartículas que terminan en el ambiente, muchas veces en los pulmones o en los océanos. “Diseñamos productos cuyo valor útil representa apenas el 10% de su peso total. Eso no es ingeniería sustentable”, advirtió.
El especialista también criticó la visión reduccionista que limita la economía circular al reciclaje. “Eso es una trampa: es la forma que encontramos para seguir produciendo y consumiendo igual. La clave está en alargar el ciclo de vida de los productos, reparar, reutilizar, y sólo como última opción, reciclar”, explicó.
En Baja California, apuntó Zavala, ha habido intentos fragmentados de políticas ambientales, como la prohibición de bolsas plásticas, que terminaron siendo anuladas por la Suprema Corte por falta de competencia legal. Para lograr una verdadera economía circular se requiere una legislación coherente, infraestructura adecuada y voluntad política, además de educación ambiental ciudadana.
Como ejemplo práctico, propuso consolidar un Centro Urbano de Reciclaje Ambiental (CURA) que atendería los residuos urbanos con un enfoque integral en un predio de 12 hectáreas con autorización ambiental a un costado del bulevar 2000. Entre varias virtudes de este centro, una de ellas sería el tratamiento de residuos de construcción, con la visión de transformar estos desechos en materiales útiles para banquetas, calles u obras públicas, como ya se establece por norma en ciudades como la Ciudad de México.
Zavala también destacó el valor de los pequeños comercios de “mercancías populares” que, con creatividad comunitaria, prolongan la vida útil de aparatos que en otros países ya son considerados basura. “Eso también es economía circular. Es minería urbana. No hay que moler montañas para sacar más minerales cuando ya los tenemos aquí”, dijo.
José Carmelo Zavala, reconoció el compromiso del gobierno municipal de Playas de Rosarito, representado por la Mtra. Roció Adame Muñoz, con el desarrollo sostenible y el diseño de políticas públicas que buscan el posicionamiento del municipio como un referente de gestión ambiental urbana.
Finalmente, hizo un llamado a todos los sectores sociales: gobiernos, académicos, empresarios y ciudadanía. “No todo lo tiene que hacer el gobierno. Cada quien, desde su ámbito, puede aportar a una economía más circular, justa y sostenible. Hoy tenemos una oportunidad histórica, incluso desde el liderazgo federal, para alinear políticas públicas que realmente generen impacto”, concluyó.
La economía circular no es sólo una estrategia técnica, es una visión de futuro que redefine cómo producimos, consumimos y convivimos con el planeta. En Baja California, el reto está sobre la mesa: transformar los residuos en recursos y los problemas en soluciones.