Hoy DreamWorks da un golpe contundente sobre la mesa, con la adaptación de uno de sus éxitos animados traídos al “live action”, marcando un nuevo estándar en la industria y futuro prometedor

Por: Orlando Sarmiento Román



Esta semana se estrenó en nuestras salas de cine ¿Cómo entrenar a tu dragón?, una nueva adaptación live action de la aclamada trilogía animada que comenzó en 2010. Esta es la primera adaptación en su tipo por parte del estudio DreamWorks y, como cada cinta de esta naturaleza, dio mucho de qué hablar desde su anuncio, el casting, entre otras cosas. Sin embargo, al parecer han logrado un trabajo increíble con este ambicioso proyecto, que pinta para tener un prometedor futuro.

¿Cómo entrenar a tu dragón? nos lleva al corazón de Berk, una isla vikinga que vive en un histórico conflicto con los dragones. En esta isla conoceremos a Hipo, un creativo e inadaptado joven vikingo, quien además es hijo del jefe de la isla y busca convertirse en un cazador de dragones como su padre. Sin embargo, sus inventos y métodos solo parecen alejarlo de su objetivo, hasta que un desesperado intento lo lleva a encontrarse cara a cara con un dragón. Es entonces cuando ambos comienzan a descubrir que no nacieron para ser enemigos.

Estamos ante, posiblemente, la mejor adaptación de una película animada al live action hasta el momento. ¿Cómo entrenar a tu dragón? tiene todo a favor para ser considerada como tal: es sumamente fiel al material de origen, la producción es de primer nivel, el reparto es asombroso y los ligeros cambios (porque sí hay algunos) no afectan el corazón de la película. Aunque es importante resaltar dos cosas: todo esto no quiere decir que sea perfecta (ninguna película tiene que serlo), ni significa que sea una adaptación cuadro por cuadro.

En el aspecto técnico, es una cinta espectacular. Se nota en cada cuadro el amor, empeño y dinero que se invirtieron para recrear Berk. La cinta es visualmente cautivante, combinando locaciones reales en Irlanda del Norte, principalmente, con escenarios muy bien construidos en estudios de cine. Pero lo que se lleva los aplausos son los dragones, las otras estrellas de la cinta, con diseños sumamente fieles a la versión animada, en especial, por supuesto, nuestro coprotagonista: Chimuelo.

El elenco es un gran acierto. Mason Thames hace un gran trabajo, no solo por el parecido físico con Hipo, sino por captar la esencia del personaje: ese conflicto interno y externo, tanto personal como familiar, y a su vez, el encontrar su propósito en el mundo. Pero si hablamos de entender la asignatura, es Nico Parker, al interpretar a Astrid, quien se lleva el mérito. Su elección fue, por mucho, la más polémica del reparto, ya que no guarda mucho parecido físico con el personaje original. Sin embargo, es el perfecto ejemplo de que las adaptaciones van más allá de las apariencias visuales; se trata de entender el corazón del personaje.

Otro punto sumamente fuerte es el regreso a la franquicia de Gerard Butler como Estoico el Vasto, personaje al que interpretó en la versión animada. Esta relación padre-hijo es fría, dura y a la vez muy emocional a lo largo de la trama. Pero, además de los aciertos visuales y estéticos, por supuesto que hay cambios. Si bien no son tan significativos, existen. Por ejemplo, esta versión de Berk es mucho más diversa y no la tradicional isla vikinga con los arquetipos que ya conocemos, y lo justifican de una manera sutil.

Si bien, desde su anuncio, gran parte de la posible audiencia se preguntaba —y me incluyo—: “¿Necesitamos un live action de esta franquicia?”, la respuesta simple es “no”, ya que es una gran trilogía que concluyó hace apenas seis años. Sin embargo, ante la inevitable tendencia de este tipo de adaptaciones, se agradece el esfuerzo por respetar el material de origen y entender el equilibrio entre locaciones y sets para generar la atmósfera ideal.

DreamWorks no solo nos trae una fantástica película, hermosa y entretenida, sino que además acaba de anunciarle al mundo que esta es la fórmula para lograr buenas adaptaciones de éxitos animados. Hay cosas que la animación siempre hará mejor —es parte de su belleza y esencia—, pero no debe perderse el corazón de la historia. Y ese es el gran acierto de ¿Cómo entrenar a tu dragón?: en esta nueva era de readaptar en lugar de crear material nuevo, estamos ante lo que debe ser el estándar a superar.

Si te gustó la versión animada o no has visto ninguna, si era una película esperada para ti o tenías tus dudas al respecto, debo admitir que, me emocioné y divertí como la primera vez que vi esta historia en aquel 2010, y si esto sigue la tónica de la trilogía animada, nos esperan grandes cosas con esta franquicia, que se pondrá, esperemos, cada vez mejor.