Marco Tulio Rivera, un hondureño de San Pedro Sula que además de la pobreza, huye de la violencia en su país de origen, afirma entre lágrimas que sólo quiere salir de la pobreza extrema y estar donde le permitan llevar a su hija y esposa.

Redacción/ HIPTEX

TIJUANA.- “Yo no quiero ser rico ni tener cantidades de dinero, sino salir de la extrema pobreza en la que estamos en nuestro país”, declara entre lágrimas Marco Tulio Rivera, un hondureño de San Pedro Sula que además de la pobreza, huye de la violencia en su país de origen.

Al igual que sus compatriotas y otros centroamericanos de la caravana migrante, Marco Tulio tiene el sueño de conseguir asilo político en Estados Unidos.

Sin embargo, a diferencia de ellos, no ve a México como lugar de paso del que no espera nada más que la solidaridad conseguida hasta ahora.





Sentado en el albergue temporal de la unidad deportiva Benito Juárez de esta ciudad, afirma que si en México le conceden trabajo y estatus migratorio, además de la posibilidad de traer a su esposa y su hija de cuatro años, él con gusto se queda aquí.

Es ahí cuando habla de su tristeza de estar alejado de su familia, principalmente de su esposa y de su hija de cuatro años, quien no quiere que viva lo mismo que él experimentó en Honduras, donde cree que lo confundieron y lo iban a matar.

Claro que el dólar vale más, sostiene, pero uno lo que quiere es vivir en paz y no seguir perseguido por la Mara o la misma policía que en Honduras es el crimen organizado legal, con uniforme, el que desaparece a uno a la hora que quiera.

Para qué va a andar mal uno en otro país, agrega, uno se viene para cambiar.

“Me dijeron que yo me las podía traer a las dos. Si me dan papeles, trabajo y me las puedo traer le agradecería mucho al gobierno. No venimos a robar o a matar, sólo queremos el bien para nuestra familia”.

El hombre que en su país de origen se desempeñaba como electricista, se dice cansado, enfermo, triste, estresado; “me duele pues pensar que estoy muy lejos y no puede uno hacer nada”.

Sueña con una casa digna “para vivir con mi hija y mi esposa”; un techo dónde dormir.

“Yo lo único que quiero es el bien para ella, que no sufra lo que yo sufrí en mi país”, agrega refiriéndose a su hija,

Es feo que lo traten mal a uno, comenta. “En la playa, ahí sí nos trataron mal por unas personas que estaban bebiendo. Todos pagamos por algunas personas”, indica en referencia a la reacción de molestia de algunos habitantes del fraccionamiento ante el campamento que improvisaron en el lugar.

Finalmente, Marco Tulio aprovecha la transmisión de su testimonio a través de HIPTEX para enviar un mensaje a sus familiares. “Si mira esto mi esposa y mi hija que las amo y pienso mucho en ustedes dos, siempre”.





  • El testimonio de Marco Tulio está disponible en el video de esta nota del minuto 23 al 28.