"Aunque la situación concreta puede variar en función del lugar de residencia de las personas, mujeres, niñas y las minorías de género están más expuestas a los efectos del cambio climático", señalan

INGLATERRA.- Las mujeres, las niñas y las personas con diversidad de género corren más riesgo de sufrir los efectos del cambio climático, según un estudio que firman investigadores del Barcelona Supercomputing Center (BSC) y de la Universidad de Cambridge.

El BSC se ha hecho eco de este estudio coincidiendo con el inicio de la Cumbre Climática COP29, que ha comenzado este Lunes en Bakú (Azerbaiyán), encuentro al más alto nivel pero en el que, llaman asimismo la atención los investigadores especializados en género, clima y salud, se sigue muy lejos del equilibrio de género.

En el artículo publicado en Lancet Planetary Health, estos investigadores aseguran que los efectos del cambio climático -desde lluvias torrenciales, aumento de las temperaturas, tormentas e inundaciones hasta subidas del nivel del mar y sequías- “exacerban” las desigualdades sistémicas y afectan de manera desproporcionada a las poblaciones marginadas, en particular a las que viven en zonas de bajos ingresos.

Así, apuntan, por ejemplo, en muchos países, las mujeres tienen menos probabilidades de poseer tierras y recursos que las protejan en situaciones posteriores a catástrofes y tienen menos control sobre los ingresos y menos acceso a la información, lo que se traduce en una mayor vulnerabilidad a los impactos agudos y a largo plazo del cambio climático.

Asimismo, también están especialmente expuestas a las amenazas para su salud relacionadas con el clima, pues ya existen estudios, recuerdan, que relacionan las altas temperaturas con resultados adversos en los partos, como nacimientos prematuros espontáneos, preeclampsia y malformaciones congénitas.

Los fenómenos extremos debido al cambio climático también afectan gravemente al bienestar social, físico y mental de las mujeres ya que la violencia de género aumenta durante o después de los fenómenos extremos, a menudo debido a factores relacionados con la inestabilidad económica, la inseguridad alimentaria, la interrupción de las infraestructuras y el estrés mental.

Igualmente, las personas con diversidad de género se enfrentan a riesgos sanitarios y climáticos únicos debido a su mayor vulnerabilidad, estigmatización y discriminación.

Como ejemplo, los investigadores apuntan que durante y después de fenómenos extremos, las personas transgénero de Estados Unidos afirman haber sido amenazadas o se les ha prohibido el acceso a los refugios.

Del mismo modo, en Filipinas, Indonesia y Samoa las personas con diversidad de género sufren a menudo discriminación, burlas y exclusión de los centros de evacuación o del acceso a los alimentos.

Por todo ello, la profesora Rachel Lowe, líder del grupo de Resiliencia en Salud Global del BSC, reivindica que “se necesitan urgentemente” inversiones en estrategias innovadoras de recopilación de datos y entornos de investigación que faciliten los estudios analíticos sobre los riesgos específicos de género que plantea el cambio climático.

Solo así, añade, se pueden diseñar políticas “integradoras y eficaces que protejan a todas las comunidades de la aceleración de las amenazas para la salud inducidas por el clima”.

Más allá, Kim van Daalen, investigadora del grupo de Resiliencia en Salud Global del BSC y antigua Gates Cambridge Scholar de la Unidad de Epidemiología Cardiovascular de la Universidad de Cambridge, llama la atención sobre la “la forma desproporcionada en que el cambio climático afecta a las mujeres, las niñas y las minorías de género” y la escasa presencia femenina en las negociaciones mundiales del clima.

En la COP28, casi tres cuartas partes (73%) de las delegaciones seguían siendo mayoritariamente masculinas, y sólo algo más de una de cada seis (16%) mostraba paridad de género (es decir, 45-55% de mujeres).

La COP29 se celebrará en la capital de Azerbaiyán hasta el 22 de noviembre, con la presencia de líderes de todo el mundo del más alto nivel político, para intentar aumentar la financiación contra la crisis climática, entre los principales retos.