Entre los riesgos que traen los videojuegos en línea, está el que niños y adolescentes entran en contacto con extraños y pueden ser víctimas de ciberacoso o Grooming, es decir adultos que pueden manipularlos para aprovecharse de ellos
PLAYAS DE ROSARITO.- En la era digital, los videojuegos se han convertido en una de las actividades más populares entre niños y adolescentes. Algunos estudios han revelado un mejor rendimiento cognitivo que niños que no utilizan este tipo de entretenimiento.
Sin embargo, otros estudios relacionan a los videojuegos con depresión, violencia y comportamiento agresivo. Uno de los mayores peligros que enfrentan los niños y adolescentes es la adicción a los videojuegos. Cuando hay poca o nula supervisión de tutores o adultos, los jóvenes pueden pasar horas inmersos en un juego, lo que los lleva a descuidar tareas escolares, actividades físicas y su vida social, explicó la presidenta de la Fundación Manos Unidas por Rosarito A.C. Lorena Meléndez Yáñez.
“Hay diversos videojuegos que permiten la interacción con otros jugadores o los llevan por retos que estimulan la competencia.
Desafortunadamente Niños y adolescentes optan por las amistades virtuales en lugar de relacionarse con personas en forma presencial y esto trae como consecuencia una disminución de sus habilidades sociales y necesarias para la adultes”, expresó.
El riesgo de los videojuegos en línea es que niños y adolescentes entran en contacto con extraños y pueden ser víctimas de ciberacoso o Grooming, es decir adultos que pueden manipularlos para aprovecharse de ellos. A la falta de supervisión de la familia se le suman los pocos o nulos mecanismos de protección de algunas plataformas digitales, dejándolos expuestos a acosadores o depredadores.
“Las formas más comunes de ciberacoso en estos entornos incluyen insultos, burlas constantes, humillaciones públicas y agresiones verbales a través del chat en tiempo real. Este tipo de acoso puede generar un ambiente tóxico que impacta negativamente en la salud mental de los niños y adolescentes, quienes suelen sentirse atacados o rechazados por sus compañeros de juego.
Tanto el ciberacoso como el grooming en videojuegos pueden tener consecuencias devastadoras en la vida de los menores, afectando su salud mental, su bienestar emocional y su seguridad personal. Puede ocasionarles baja autoestima y ansiedad, depresión o riesgo físico si el manipulador logra tener un encuentro con la víctima”.
La presidenta de la Fundación detalló que, durante los seminarios de prevención impartidos a estudiantes y madres de familia en Baja California, se les otorga información relacionada a los peligros de los delitos cibernéticos y cómo identificar situaciones de riesgo.
Personal de la Fiscalía Estatal y Guardia Nacional apoya con información y acercamiento social con la finalidad de fomentar la denuncia de delitos a las líneas de emergencia 911 y 088.
“Expertos recomiendan una serie de medidas preventivas de comunicación y supervisión activa de padres o tutores. Entre las más importantes está la supervisión del tiempo de juego y las interacciones con otros jugadores, además del tipo de videojuego y sus niveles de violencia.
Establecer reglas claras sobre el uso de videojuegos, como límite de tiempo y equilibrio con otras actividades como las físicas o familiares”, detalló Meléndez Yáñez.
Otras de las acciones de prevención es fomentar la comunicación, que los hijos se sientan seguros de contar a los padres o tutores ante cualquier situación de incomodidad o riesgo.
También es de suma importancia educarlos sobre cómo proteger su información e identificar comportamientos sospechosos de otros jugadores.
Lorena Meléndez Yáñez agradeció el apoyo de Nayeli Rangel García, coordinadora académica de CECyTE Rosarito, para que más de 500 estudiantes del plantel recibieran información útil para la prevención del delito.
A través de la supervisión, la educación y la implementación de medidas de ciberseguridad, los padres pueden ayudar a crear un entorno más seguro para que sus hijos disfruten de los videojuegos sin exponerse a estos peligros. La clave está en estar alerta, involucrarse y fomentar un uso responsable de la tecnología.