La película de Steven Spielberg de 1993 se implantó en el subconsciente cultural como una especie de ideal platónico de filme taquillero
LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- El perdurable amor colectivo por Jurassic Park (Parque Jurásico) es inmensamente difícil de explicar. La película de Steven Spielberg de 1993 se implantó en el subconsciente cultural como una especie de ideal platónico de filme taquillero.
Y no sólo son los niños de 10 años que tuvieron una experiencia formativa en el cine. La mayoría, parece, incluyendo aquellos que eran adultos en ese entonces y los que nacieron una década o más después, tiene una historia sobre lo importante que es para ellos la película.
No importa cuántas veces la veas, o lo mucho que avancen los efectos especiales: Jurassic Park nunca pierde su lustre, simplemente se mantiene perfectamente preservada en ámbar.
Es difícil culpar a alguien por tratar de recapturar esa magia, un cineasta, un estudio, o un público, que buscan diversión en el cine. Incluso el mismo Spielberg tuvo problemas. Pero ahora, de alguna manera, estamos a seis películas y tres décadas de la chispa que hizo que la primera fuera tan especial y se supone que debemos despedirnos de la era de Jurassic World con Jurassic World: Dominion (Jurassic World Dominio), que debuta este fin de semana en Estados Unidos tras su estreno en algunos países de Latinoamérica el fin de semana pasado.
No puedo decir que no me divertí de verdad con Dominion. Hay una persecución en motocicleta muy bien realizada por las calles de Taos, y da un inmenso placer ver a Sam Neill, Laura Dern y Jeff Goldblum juntos otra vez, así como la excelente adición de la ruda piloto interpretada por DeWanda Wise. También hay acción en toda la película, lo que hace que sus casi dos horas y media fluyan bastante bien. Pero tampoco puedo decir que no me reí mucho en partes que se supone que no deben ser graciosas.
Jurassic World: Dominion es una mezcla caótica a escala épica, y aunque no lo crean, los dinosaurios (que se ven geniales) están casi fuera de cuadro. Tras los eventos de Jurassic World: Fallen Kingdom (Jurassic World: El reino caído), los dinosaurios andan simplemente por ahí. Incluso hay un mercado negro en Taos que es tan elaborado, que pensarías que estamos a 30 años de la distopia de los dinosaurios y no a pocos años de que los dinosaurios escaparon y se esparcieron por el mundo. Pero como hemos dicho, Dominion no se trata realmente de dinosaurios. Se trata de langostas y gigantes tecnológicos.
Una empresa llamada Biosin es la villana de la historia y es encabezada por un hombre llamado Lewis Dodgson (interpretado ahora por Campbell Scott) quien, cono podrías recordar, es el tipo malo que buscaba comprar los embriones en la primera película.
Dodgson ha mutado de ser alguien como Gordon Gekko sudoroso en unas vacaciones a un visionario con aire de Steve Jobs que sigue siendo malo y guiado por la codicia. Ellie Sattler, el personaje de Dern, sospecha que están ante una epidemia de langostas que está destruyendo todas las cosechas que no se hacen con semillas de Biosin y decide usar esto como una excusa para hacer equipo con Neill (Alan Grant) por primera vez en años. Convenientemente, Biosin es también donde Ian Malcolm (Goldblum) es un colaborador. Y están buscando a la chica clonada Maisie (Isabella Sermon), de la película anterior. Ella está escondida con Owen (Chris Pratt) y Claire (Bryce Dallas Howard) con quienes ha vivido los últimos años.
Tras elaboradas vueltas por el mundo y cambios inesperados, todos convergen en las oficinas centrales de Biosin en las Dolomitas, un complejo apropiado para un villano de Bond que está rodeado por un santuario de dinosaurios.
Es demasiada gente. En algún momento hay ocho personas huyendo de los dinosaurios. Extrañamente, esto no tiene el efecto de elevar la película. Es más como ver a un grupo de paseo turístico la exposición de un parque de diversiones experimental, lo que quizá tenga que ver con el problema de que podría ser que ya no es divertido ver a los dinosaurios haciendo destrozos, sin importar lo grandes que se hayan vuelto.
Colin Trevorrow vuelve a dirigir y comparte créditos de guionista con Emily Carmichael, quien le agrega valor e inteligencia a la historia, pero es difícil decir hacia dónde lleva todo esto. Es divertido por momentos y absurdo en otros. Pero no arregla el curso como para redimir esta franquicia o traerla de vuelta a la Tierra. Jurassic World comenzó demasiado grande y no había hacia dónde crecer, excepto en taquilla.
Al parecer fue un último intento desesperado traer de vuelta a los originales de Jurassic Park. Pero la gran reunión del elenco en Jurassic World tiene el efecto no intencional de recordarnos lo poco que nos importa el nuevo elenco. Realmente no es su culpa, Pratt y Howard tienen algunos buenos momentos, pero sus personajes se aplanaron en alguna parte del camino. Y simplemente no hay competencia cuando los originales son encantadores.
En algún punto, el teórico del caos interpretado por Goldbum dice en broma ¿Jurassic World? No soy fan. Está hablando sobre el fallido parque de diversiones que comenzó la nueva trilogía, pero también es algo tan preciso que tienes que aplaudir a todos los que están tras esto, de los cineastas al estudio. Se están despidiendo con una risa.
Jurassic World: Dominion, un estreno de Universal Pictures, tiene una clasificación PG-13 (que advierte a los padres que podría ser inapropiada para menores de 13 años) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por diálogos, escenas intensas de acción y algo de violencia.