Durante los últimos 50 años de su vida, Thomas Randele fue un fugitivo buscado por uno de los robos bancarios más grandes en la historia de Cleveland, secreto que guardó hasta antes de morir y confesar su pasado
BOSTON, ESTADOS UNIDOS.- Justo antes de que muriera Thomas Randele, su esposa, con la que llevaba casi 40 años, le pidió a sus amigos del golf y colegas de la agencia en donde vendía autos que fueran a su casa.
Se reunieron para despedir a un hombre que calificaron como una de las personas más amables en haber conocido: un dedicado padre familia que presumía a su hija, un golfista que nunca rompió las reglas, un amigo de tantas personas que una semana después había fila afuera de la funeraria.
Para la visita final en mayo en su casa en los suburbios de Boston, Randele había enmudecido debido al cáncer pulmonar. Así que todos se fueron sin saber que su amigo, con el que pasaron incontables horas intercambiando historias, nunca les contó su gran secreto.
Durante los últimos 50 años, Thomas Randele fue un fugitivo buscado por uno de los robos bancarios más grandes en la historia de Cleveland, viviendo en Boston bajo un nombre nuevo que inventó seis meses después de aquel golpe en el verano de 1969.
Ni siquiera su esposa e hija sabían hasta que se los contó en lo que las autoridades describieron como una confesión en su lecho de muerte.
Es hasta ahora que se logra descifrar cómo logró dejar atrás una familia y crear una nueva vida mientras evadía a un padre e hijo del Servicio de Alguaciles Federales de Estados Unidos que nunca se rindieron en su búsqueda.
Ted Conrad rápidamente se dio cuenta de que la seguridad era relativamente mala en el Banco Society National en Cleveland poco después de ser contratado como cajero en enero de 1969.
Un día después de cumplir 20 años ese julio, Conrad salió de la bóveda con 215 mil dólares, un botín con un valor actual de unos 1,6 millones de dólares. Para cuando se dieron cuenta de que faltaba el dinero, Conrad atravesaba en avión el país.
El golpe de 1969 no llamó la atención, ni siquiera de Cleveland. Todos estaban enfocados en el histórico vuelo a la Luna del Apollo 11.
Pero John Elliott, un alguacil de Estados Unidos, se lo tomó personal porque él y Conrad eran de la misma zona de la ciudad.
Elliott viajó por Estados Unidos en busca de Conrad e incluso después de retirarse siguió revisando el caso, dijo su hijo, Pete Elliott, ahora el principal alguacil de Estados Unidos en Cleveland, quien heredó la búsqueda de Conrad hace casi 20 años.
Su padre murió en marzo de 2020 antes de que los investigadores descifraran los detalles del obituario de Randele y señales de su pasado. Y en noviembre, la familia de Randele confirmó que justo antes de morir les confesó lo que había hecho, dijo Elliott.