El efecto invernadero se redujo con una media del 57% durante el confinamiento
MEXICALI.- El confinamiento, junto con la pausa de actividades industriales y laborales no esenciales implementada durante el primer semestre del 2020, como medida para prevenir contagios de COVID-19, tuvo un impacto positivo en el medio ambiente, contribuyendo a que los niveles de contaminación descendieran drásticamente a nivel mundial.
Dos de los principales contaminantes, el dióxido de carbono y el dióxido de nitrógeno, que al respirarlos afectan la salud de las personas, redujeron su presencia en el aire.
Cielos y aguas de ríos más limpias también han podido apreciarse como uno de los principales efectos ambientales del resguardo propiciado por la contingencia sanitaria.
Estudios científicos han demostrado que el efecto invernadero en el mundo se ha reducido con una media del 57%, compartió el Mtro. Salvador Baltazar Murrieta, Coordinador de la Academia de Ciencias Básicas de CETYS Universidad Campus Mexicali, siendo este un dato muy favorable, ya que una de las principales consecuencias de las emisiones de gases de efecto invernadero son los fallecimientos prematuros.
“La importancia que tiene la reducción de la huella del carbono es un tema que aún no termina de comprenderse por líderes y ministros de diversos países. De hecho, aún con los esfuerzos que hacen el sector educativo y el sector industrial para crear conciencia del re-uso, del reciclaje y del uso de las energías renovables, es fundamental que los gobiernos implementen acciones aún más estructuradas para que se implemente la filosofía de la reducción de la huella del carbono”, consideró.
La reducción del transporte aéreo y terrestre, como consecuencia de la disminución de la movilidad de las personas principalmente en los meses de febrero, marzo, abril y mayo, fue clave para reducir las partículas en suspensión, derivando en una notable mejora de la calidad del aire, y de hecho, contribuyendo con los esfuerzos del cuidado de la salud, ya que hace a la población menos sensible a las patologías respiratorias.
“Permanecer en casa ha provocado una notable disminución en la demanda de diversos productos y servicios, como el consumo de alimentos en restaurantes, vestimenta, eventos recreativos y sociales entre otros, lo cual también le abona a la reducción de la huella del carbono”, precisó el académico.
La mayor parte de las industrias y negocios inició el segundo semestre del 2020 reanudando de manera paulatina sus actividades, en lo que se ha denominado como el ingreso a la nueva normalidad.
Es importante evitar que esto se traduzca en un retroceso de las mejoras registradas en el medio ambiente. Para lograrlo, será necesario que las personas cambien hábitos e implementen algunas sencillas acciones siempre que sea posible, de acuerdo con los consejos emitidos por el Mtro. Baltazar Murrieta son el disminuir el uso del automóvil: utilizar el transporte público, reemplazar el automóvil por un vehículo híbrido, y cuando la contingencia concluya o sea seguro para la salud de todos, participar en programas de carpool, son algunas alternativas.
Mejorar el manejo de los residuos: clasificar la basura que se genera en casa, así como preparar los alimentos de manera que no se desperdicie ninguna porción de comida, son acciones de ayuda para alcanzar este objetivo.
Reciclar: Diversas organizaciones implementan programas de recolección y reciclaje, abriendo un acceso fácil y seguro para que todas las personas prácticamente desde la comodidad de sus casas, puedan aprender a reciclar.
Elevar el uso de las energías renovables: Generar energía eléctrica mediante paneles solares, es un ejemplo del aprovechamiento de energía renovable que cada vez cobra mayor popularidad en el uso doméstico.
Toda contribución es útil para mantener una comunidad sustentable. Transformando la crisis en oportunidad, este año ha mostrado la eficacia de trabajar de manera virtual, por lo que una vez terminado el confinamiento esto puede continuar, trasladando al campo virtual clases, congresos, foros y capacitaciones, entre otras actividades educativas y laborales, generando así un impacto positivo para la sostenibilidad y reducción de la huella de carbono, estimó el experto.
“La población se está adaptando a un nuevo estilo de vida que impactará de manera proactiva en los ambientes familiares, educativos, de la salud, las finanzas y el ambiente psicosocial fundamentalmente.
En adelante, será necesario impulsar fuertemente campañas para valorar los recursos naturales y el respeto por los espacios de la naturaleza. Seremos una generación que sobrevivió a una pandemia que llegó a todos los rincones del planeta y con ello un aprendizaje que sin duda será en beneficio de todo ser viviente de nuestro ecosistema”, concluyó.