El objetivo de este sistema de puntuación en línea que recogerá un montón de datos personales, económicos y sociales sobre cada ciudadano chino a partir del año que viene, es alentar el buen comportamiento y una ‘cultura de sinceridad’.
Vía/CódigoNuevo
Después de instalar 20 millones de cámaras de vigilancia masiva con inteligencia artificial en las calles, que las autoridades de la región autónoma de Xinjiang exijan a sus ciudadanos instalarse una app de vigilancia en sus teléfonos o, de lo contrario, serán detenidos, China sigue superándose. El país asiático implementará un sistema de puntuación ciudadana al más puro estilo Black Mirror que catalogará a los ciudadanos según sus ingresos, deudas, compras medias u opiniones políticas. Y como no podía ser de otra forma, aquellas personas ‘en las que no se pueda confiar’ según este medidor sufrirán algunas sanciones a nivel económico y social.
El objetivo de este sistema de puntuación en línea que recogerá un montón de datos personales, económicos y sociales sobre cada ciudadano chino a partir del año que viene, es alentar el buen comportamiento y una ‘cultura de sinceridad’.
Según un documento publicado en 2016 por el Partido Comunista Chino, las consecuencias para aquellos que tengan deudas, tengan multas de tráfico o expresen opiniones en contra del gobierno en sus redes sociales afectarían a libertades básicas como perder el acceso a la seguridad social. Una iniciativa que sus partidarios ya han bautizado como ‘Internet Plus’, mientras que sus detractores prefieren llamarla ‘estado policial del siglo XXI’.
Pero, al contrario que en Nosedive, el primer capítulo de la temporada de Black Mirror en el que las personas se puntuaban unas a otras en función de si se caían bien o mal, en China ya hay ocho empresas privadas (en su mayoría bancos) que están recopilando información financiera de sus clientes en bases de datos. La razón de ello es, además de la social y política, económica. Poca gente tiene una tarjeta de crédito o préstamos en este país, así que ni el gobierno ni los bancos tienen demasiada información a cerca de la solvencia de los ciudadanos. Implementando este sistema, se crea una forma de saber qué riesgo implica, por ejemplo, conceder un crédito a una persona con una puntuación estándar teniendo en cuenta su trabajo, sus intereses o sus deudas e ingresos.
No poder presentarse para ostentar a cargos públicos, presentarse a empleos de dirección en farmacéuticas o empresas de alimentación, ser cacheado a fondo en las aduanas, tener vetada la entrada en hoteles y restaurantes de categoría o que a sus hijos no se les permita acceder a escuelas privadas son otras de las sanciones que el gobierno aplicaría a aquellos con una ‘confiabilidad’ baja. Aunque no existe una fecha definitiva para implantar este ‘Internet Plus’, en 2018 se planea escoger mejores plataformas para ampliarlo y terminar convirtiéndolo en algo obligatorio. La distopia ya es real.