En la calle no hay que dejarse de los gandallas

Me llamo Andrés Carlini, soy pintor, de esos que pintan edificios, también soy operador de montacargas, vivo en Rosarito, pero estoy aquí en Ensenada desde hace 2 semanas.
Hace tiempo vivía con mi familia en el otro lado, pero me regresaron y aquí ando. La neta me estoy quedando en este parque, aquí nadie me molesta, chupo agusto, me hecho mi gallito, y como está oscuro, nadie me ve.
Hace poco se me acercó un vato, “El Peluchín”, es el más pesado de la colonia para los chingadazos, y pues nos agarramos, aguantó como hombrecito y ya no me molesta, y lo sé porque yo tengo muchos años viviendo en la calle y topándome con mucha gente gandalla. Así que puedo andar bien tranquilo durmiendo en ese rincón del parque, donde no me ve nadie, ahí me siento seguro.
Yo recuerdo que pintando casas me iba bien, tenía a mi familia bien, pero me regresaron a Tijuana y la neta me agüité un chingo, carnal. Un día que llegue a mi casa me robaron todo, también mis identificaciones, ya no podía regresar pa’l “otro lado”. 
Por todo eso empecé a pistear y fumar; ahora limpio carros y barro estacionamientos de los Oxxos, hago lo que se puede para sacar para la comida.