En los últimos años, aún con las condiciones desfavorables que hay en el mercado, la inversión de las industrias generadoras de energía no renovable ha alcanzado los 50 mil millones de pesos anuales.
CDMX.- En México hay 12 millones de personas que viven en pobreza energética, mientras el Gobierno paga anualmente 100 mil millones de pesos para subsidiar el consumo de electricidad al no potenciar el uso de las energías renovables, informó Daniel Chacón, oficial de Energía Renovable de la consultora ICM.
En su participación durante el “Día del Financiamiento Climático 2019”, el experto señaló que con el uso de paneles solares en los techos de las casas, se hubiera acabado el tema de los subsidios y, al mismo tiempo, el de la emisión de gases de efecto invernadero.
“¿Por qué no se hace? Por falta voluntad política, por intereses gremiales y hasta por cuestiones ideológicas”, agregó durante el evento patrocinado por la agencia alemana Gesellschaft fur Internationale Zusammenarbeit (GIZ) y Transparencia Mexicana.
Actualmente, el país emite 139 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) y de acuerdo a los compromisos contraídos en el Pacto de París, para 2020 debería reducir las emisiones a 130 millones de toneladas, meta que no podrá cumplir.
Por su parte, José Humberto Alarcón, director de Suneco, apuntó que “si se respetara el Estado de Derecho, no se cambiaran las reglas del juego a cada instante y se eliminaran trabas, sería fácil realizar el tránsito a las energías renovables, sobre todo considerando que los costos de la tecnología han bajado mucho”.
Acto seguido informó que en los últimos años, aún con las condiciones desfavorables que hay en el mercado, la inversión de las industrias generadoras de energía no renovable ha alcanzado los 50 mil millones de pesos anuales.
“La oportunidad está ahí, sólo hay que provocar el cambio de cultura para poder hacer el cambio. La Ciudad de México debería estar llena de paneles solares, para los cuales además hay financiamiento”, mencionó.
Hay que propiciar cambios de cultura y de política para dar paso a la democratización energética, un sistema en el cual cada ciudadano puede generar y distribuir su propia electricidad, comentó en su intervención la arqueóloga Evelina Marín.
La democratización energética, explicó, es la transición de un sistema centralizado a otro en que la población genere de forma independiente su energía y la distribuya de la misma manera, aunque también debe advertirse que eso trae obligaciones como el mantenimiento de los procesos.
En pocas palabras, reiteró “que el Estado deje de tener la potestad de generar y distribuir la energía”.