Tras la muerte de seis adultos mayores en el incendio registrado, el asilo sigue operando
TIJUANA.- Las necesidades para dar alimento, albergue y atención a más 150 adultos mayores, se mezclan con la consternación y tristeza que embargan a los residentes del Asilo de Ancianos “El Refugio”, un día después del incendio sufrido donde seis abuelitos perdieron la vida.
El Pastor Jesús Mondragón Martínez, responsable del Asilo, asegura que la tragedia ha golpeado a la docena de personas que le apoyan para atender a los adultos mayores, casi todos ellos en situación de calle, que atienden día con día.
El incendio destruyó un cuarto cercano a la rampa de acceso que funcionaba como dispensario médico.
Ahí se inició el fuego que en cuestión de minutos se propagó en ese cuarto, donde se encontraban 8 adultos mayores en condiciones de discapacidad casi total.
Aunque se logró contener el fuego con los extintores del asilo, fue hasta que llegaron los bomberos que se sofocó totalmente.
El Pastor Jesús Mondragón refiere que será hasta el jueves próximo cuando, una vez concluido el peritaje de Bomberos, se liberen los cuerpos de quienes perdieron la vida en el siniestro, para proceder con los servicios fúnebres.
En total había 164 ancianos, ahora quedan 158, dice con tristeza el Pastor, quien deja su trajín coordinando las labores en el asilo para atender a HIPTEX.
El asilo siempre tiene necesidades, en estos momentos lo que hace falta es comida, como frijol, leche, azúcar, igualmente requieren cobijas, porque el fuego alcanzó una pequeña bodega donde tenían almacenados cobertores.
Desde hace 18 años, el Asilo de Ancianos “L Refugio”, ubicado en la Colonia Flores Magón, pero esta labor la inició Jesús Mondragón en 1999, cuando empezó a recoger a adultos mayores que encontraba abandonados en la calle.
Cuando llegó a tener hasta 8 ancianos en su casa en la Colonia Obrera, fue que decidió, con el apoyo de su congregación Pentecostes, fue que decidió abrir el asilo “El Refugio”.
Poco a poco han ido llegando, la mayoría de los adultos mayores que residen en el asilo no tienen familia, son personas que andan deambulando en la calle, hasta la misma Policía Municipal les trae personas desamparadas, igualmente hospitales les piden recibir a ancianos que familiares abandonan cuando están internados.
Esperan el apoyo ofrecido por la autoridades municipales tanto para sepultar a los ancianos fallecidos en el incendio como para atender la emergencia causada por el incendio.
Pero las necesidades son tan tantas para atender a los 158 ancianos, que el dolor y la tristeza lo guardan para que el asilo siga siendo “el refugio” de adultos mayores que no tienen dónde vivir ni familiares que los apoyen.