Esa pregunta quedará despejada antes de que López Obrador concluya su gira por la entidad, durante la que, por cierto, asistirá al Segundo Informe de la gobernadora Marina del Pilar el próximo domingo

Por Alberto SARMIENTO REYES / HIPTEX

Desde la noche de este viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador visita de nueva cuenta Baja California, para supervisar las obras que el Gobierno Federal realiza en los municipios de la entidad.

Aunque son muchos los pendientes que tiene el presidente de la República en la agenda bajacaliforniana, como lo es la inseguridad o el retraso en la puesta en marcha de la construcción del Viaducto Elevado en Tijuana, hay un tema político que se ha ido postergando.

Se trata de su “hermano” , “amigo” y, durante muchos años, “hombre fuerte” en Baja California, nos referimos al senador Jaime Bonilla Valdez.

Bonilla fue, reconocido por el propio López Obrador, una pieza fundamental para darle forma a Morena no solo en Baja California sino en los estados del noroeste del País.

El mismo presidente ha referido que Jaime Bonilla fue quien le apoyó a cristalizar que el Movimiento de Regeneración Nacional se convirtiera en un partido político (Morena), cuando muy pocos creían en ese proyecto que “transformaría” el mapa electoral  México.

Durante poco más 12 años, Jaime Bonilla asumió el liderazgo para crear Morena en Baja California y en ese lapso ejerció un control total y férreo, con la anuencia y respaldo pleno a López Obrador.

Las candidaturas de Morena, en su inmensa mayoría, debían tener el visto bueno y respaldo de quien al amparo de la confianza que AMLO depositó en él lo llevó a ser diputado federal (de lista), senador de la república por elección y, en el 2019, gobernador de Baja California.

Pero todo cambió cuando su gobierno de dos años concluyó y Marina del Pilar Avila Olmeda asumió la gubernatura de Baja California.

Desde entonces, Jaime Bonilla ha emprendido continuos ataques al gobierno de Marina del Pilar, pero al no lograr el respaldo ni del presidente López Obrador ni del dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, no tuvo otro camino que dejar Morena para convertirse en el Comisionado Político del Partido del Trabajo (PT) en la entidad.

Meses atrás, el senador petista se ha dedicado a organizar las que llama Jornadas por la Paz en municipios de la entidad, que han sido utilizadas para lanzar críticas y cuestionamientos que llevaron a la mandataria estatal a calificar esos eventos como “Jornadas de Odio”.

Los ataques de Bonilla Valdez se han extendido a sus antiguos incondicionales, los alcaldes Armando Ayala Robles de Ensenada, Darío Benitez de Tecate, y las alcaldesas Montserrat Caballero Ramírez de Tijuana, y Araceli Brown Figueredo de Playas de Rosarito, los cuatro adheridos al nuevo liderazgo en Morena, que recae en la gobernadora Marina del Pilar.

El principal argumento esgrimido por Jaime Bonilla es que ellas y ellos no reflejan  la esencia del movimiento de la Cuarta Transformación que impulsó su “hermano” López Obrador.

Apenas el pasado fin de semana, el senador petista volvió arremeter contra los gobernantes de Morena en la entidad y sus municipios; este sábado, en plena gira de AMLO por la entidad, Jaime Bonilla tendrá una jornada en Mexicali.

Esta misma noche que el presidente Lopez Obrador pernocta en Tijuana, Bonilla lanzó un nuevo ataque contra la alcaldesa Montserrat Caballero: “Aunque desde Palacio Municipal intenten censurar mis editoriales, seguiré alzando la voz para denunciar los malos manejos que han permitido que Tijuana se suma en el caos”, escribió en sus redes sociales.

Por ello la pregunta: ¿Qué hará López Obrador con su “hermano” Jaime Bonilla?

La reconciliación de Jaime Bonilla con la gobernadora Marina del Pilar y con sus antes incondicionales, parece poco menos que imposible, aunque en política nada está escrito.

Pero esa pregunta quedará despejada antes de que López Obrador concluya su gira por la entidad, en la que, por cierto, asistirá al Segundo Informe de la gobernadora Marina del Pilar el próximo domingo en Playas de Rosarito. Lo que se antoja como un adelanto a la respuesta a ese cuestionamiento.

Falta poco para saberlo.