El actor Pablo Lyle finalmente recibió su sentencia este viernes 3 de febrero con 13 años; 5 en prisión y 8 en libertad condicional, por la muerte de un ciudadano cubano, durante un incidente vial ocurrido en 2019 en Miami

MIAMI, FLORIDA.- Luego de protagonizar un incidente vial en 2019 que derivó en la muerte de un ciudadano cubano de 63 años, Pablo Lyle finalmente recibió su sentencia este viernes 3 de febrero con 13 años; 5 en prisión y 8 en libertad condicional.

Además, el actor deberá tomar algunas clases de resolución de la ira y deberá cumplir 100 horas de servicio comunitario.

La decisión de la jueza Marisa Tinkler Mendez se da luego de que la audiencia fuera pospuesta en diversas ocasiones tras los intentos del equipo legal del actor mexicano para anular o llevar a cabo otro juicio, petición que fue denegada.

Tinckler argumentó que las evidencias mostraron violencia. “No actuó por temor sino por su carácter y con rabia, yo no creo que este es verdadero carácter de Pablo Lyle, pero lo fue ese día. Esto no es un instinto. La corte piensa que el señor Lyle actuó con la intención de confrontar al señor Hernández”.

En octubre de 2022 se encontró a quien participó en la película Mirreyes vs. Godinez culpable del homicidio involuntario de Juan Ricardo Hernández luego de darle un golpe en la cara, por lo que cumplía un arresto domiciliario en Miami. Tras el veredicto, le fue negado el beneficio y ha tenido que pasar los últimos meses en prisión.

Lyle, de 36 años, aseguró que actuó en defensa propia y se enfrentaba a una condena máxima de hasta 15 años. En los momentos previos se vio a Lyle platicar con su equipo legal; aunque sonrió por momentos, se mostró preocupado.

Como parte de las declaraciones finales, la Fiscalía pidió justicia con la pena máxima por las decisiones de Lyle, ya que aseguraron tuvieron una interacción que no fue violenta antes del golpe donde la víctima se fracturó el cráneo.

Asimismo, aseguraron que -aunque no tiene antecedentes penales- la libertad condicional y la pena la cumpla en una prisión estatal “por su incapacidad de asumir la responsabilidad”.

Silvia Lyle, hermana del acusado, dirigió unas palabras a la jueza, en donde habló sobre las cartas que sus allegados le hicieron llegar. Es por ello que se dedicó a compartir lo que han vivido Pablo y su familia los últimos 4 años, por lo que aseguró que sería inhumano si no sintiera remordimiento ya que es una persona de fe.

“Escucho personas que no lo conocen que hablan de su arrepentimiento, de su dolor, como si no fuera real (…) Con mucha conciencia y humildad hemos transitado este acontecimiento y ha impactado el hecho de que haya fallecido el señor Hernández; es inconcebible pensar que no haya sido algo que nos ha marcado y nos ha hecho sentir profundamente”.

También se dirigió a la familia de Hernández. “Solo a través del amor es que vamos a encontrar paz en nuestro corazón. Desafortunadamente nuestras familias están tejidas por este incidente y fue desafortunado”.

Ana Araujo, esposa de Lyle, leyó su declaración ya que se dijo nerviosa, aunque apuntó que fue difícil ver la reacción del actor cuando se enteró de la muerte. “Estuvo vomitando, no podía dejar de llorar, no se podía levantar, no podía creer que el señor había trascendido”.

“Yo sé que aquí yo no soy la víctima (…) Pablo nunca ha sido una persona violeta, por el contrario, siempre ha sido alguien conciliador que vela por los otros, por eso esto ha sido muy impactante para todos”, añadió al decirse orgullosa de Pablo.

“No todos pueden ver lo que yo he visto; he sido testigo de tu dolor, de tu arrepentimiento y de la bondad de tu espíritu”, aseguró ante las lágrimas de su esposo.

Finalmente llegó el turno de hablar a Pablo Lyle, quien esposado juró decir la verdad para dar un cierre. “Realmente lo siento (…) Les ofrezco la disculpa más sincera que nunca he ofrecido en mi vida. Puedo decir que he aprendido una lección; sé que perdieron alguien muy importante, no puedo hacer nada para traerlo de vuelta”.

Los abogados pidieron reducir su sentencia a un año y un día al señalar al señor Hernández como catalizador al salir del vehículo, lo que derivó en sus acciones a raíz del instinto y la adrenalina.

Pidieron además considerar el puñetazo como un incidente sofisticado y aislado; “por 36 años Pablo no ha tenido interacción alguna con la policía, los tribunales o ha ido a la cárcel; ha tenido una vida ejemplar”. En tanto, la familia de la víctima quiso la pena máxima.