La nueva caravana conformada por unos 6 mil migrantes, en su mayoría de países centroamericanos y de Haití, retomó este domingo su marcha por el estado de Chiapas

TAPACHULA, CHIAPAS.- La nueva caravana conformada por unos 6 mil migrantes, en su mayoría de países centroamericanos y de Haití, retomó este domingo su marcha por el estado de Chiapas, en el sur de México, pero avanza a paso lento y bajo estricta vigilancia de agentes de migración y de la Guardia Nacional.

En su segundo día de recorrido, todavía muy cerca de la frontera con Guatemala, los migrantes buscan completar unos 15 kilómetros, distancia que recorrieron el sábado, y mantienen firme su propósito de llegar a la Ciudad de México y posteriormente dirigirse hacia Estados Unidos.

Tras pasar la noche y descansar en la comunidad de Álvaro Obregón, todavía en la ciudad Tapachula, este domingo a las 8.00 horas el grupo de migrantes se dirigió a la carretera con rumbo al municipio de Huehuetán.

Aunque su intención inicial es salir del estado de Chiapas, que tardarán en recorrer varios días, los extranjeros tienen como meta llegar a la capital mexicana para regularizar su situación ante el Instituto Nacional de Migración (INM).

Con vigilancia mediante vehículos en vanguardia y retaguardia, la caravana camina los primeros kilómetros de una travesía de unos un mil 160 kilómetros hasta la capital mexicana.

La mayoría de los viajeros denuncian una nula atención de las autoridades mexicanas para cumplir trámites en el país y algunos, con más de un año en Chiapas, salieron al camino como respuesta a la política de contención que el Gobierno ha desplegado en la ciudad de Tapachula, en la frontera con Guatemala.

La ONG Pueblo Sin Fronteras denunció “la conversión de Tapachula, Chiapas, en ciudad cárcel”.

En un comunicado, la organización dijo que “miles de personas migrantes han sido atrapadas en esta ciudad, que no tiene los recursos ni la voluntad política para atender sus necesidades y garantizar sus derechos humanos”.

Señaló que el Gobierno mexicano ha actuado bajo presión y amenaza económica de Estados Unidos y por ello utiliza “engaños y trabas burocráticas” de la Comisión de Ayuda a Refugiados (Comar) junto con la corrupción, abusos y deportaciones arbitrarias del Instituto Nacional de Migración (INM).

Además, consideró que se vale de la fuerza militar de la Guardia Nacional (GN) “para detener por medio de la coerción y la violencia a personas en necesidad de libertad de tránsito y protección internacional. Es necesario y justo que se rompa el cerco carcelario antimigrante de Tapachula”.

Para no ser sorprendida por las autoridades, la caravana busca avanzar a un mismo paso y esperan a mujeres y niños para evitar que queden rezagados y sean detenidos.

Este grupo se puso en marcha luego de que en los primeros días de septiembre las autoridades mexicanas frustraran el avance de cuatro caravanas de migrantes que también partieron de Tapachula.

Entonces, varias agencias de la ONU y ONG criticaron el uso de la fuerza en los operativos para desintegrar las caravanas.

La región vive una ola migratoria sin precedentes desde comienzos de año, con un flujo histórico de 147 mil indocumentados detectados en México de enero a agosto, el triple de 2020.