Integrantes de la cuarta caravana de migrantes fueron interceptados el domingo en la madrugada en Huixtla, un poblado fronterizo del sur de México por cientos de guardias nacionales y agentes de migración

TUXTLA GUTIÉRREZ, CHIAPAS.- Un cuarto grupo de varios centenares de migrantes, conformado en su mayoría por familias con niños, fue interceptado el domingo en la madrugada en un poblado fronterizo del sur de México por cientos de guardias nacionales y agentes de migración, operación en la que resultó lesionado uno de los elementos al ser golpeado en la cabeza con objetos contundentes.

Poco antes del amanecer, el grupo de 800 migrantes centroamericanos, haitianos, venezolanos y cubanos, que dormía en una cancha de baloncesto en los alrededores de la localidad de Huixtla, fue rodeado por centenares de elementos de la Guardia Nacional y agentes del Instituto Nacional de Migración.

En minutos los funcionarios del INM, resguardados por guardias nacionales que portaban escudos plásticos, se abalanzaron sobre decenas de los migrantes, que iban acompañados de niños, y en medio de un fuerte forcejeo y gritos los detuvieron e introdujeron en camionetas.

Otros centenares de migrantes lograron salir corriendo y escapar hacia un río, perdiéndose entre la vegetación.

Durante la operación un agente sufrió varias heridas en la cabeza al ser golpeado por migrantes, que usaron piedras, varillas y palos contra las autoridades, dijo el INM en un mensaje que difundió en Twitter.

El grupo de migrantes, que salió la víspera de la ciudad de Tapachula, cercana a la frontera con Guatemala, corrió con la misma suerte que han enfrentado en la semana otros tres grupos que han intentado infructuosamente salir caminando desde el estado sureño de Chiapas para llegar hasta el norte del país y pasar a Estados Unidos.

Al condenar las acciones de represión, el sacerdote católico Alejandro Solalinde, defensor de los derechos humanos de los migrantes, dijo en entrevista con el diario local El Universal que se debería conformar un grupo puente, integrado por coordinadores de los albergues, agentes de la Pastoral de Movilidad Humana del Episcopado Mexicano, defensores de derechos humanos y académicos, para orientar a los migrantes, por nacionalidad y aptitudes académicas, sobre los sitios a donde podrían ir para permanecer temporalmente.

Solalinde dijo que los agentes migratorios no deben inmovilizar a los migrantes en la frontera sur porque es como si quisieran meterlos en un corral, y sostuvo que eso atenta contra sus derechos humanos y va contra su dignidad porque son seres humanos que vienen huyendo de la pobreza y de la violencia. El sacerdote se mostró a favor de la iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador de crear planes de inversión en la frontera sur y los países centroamericanos para atender las causas de la migración masiva.

Las fuerzas federales los han dispersado con equipos antidisturbios y, en algunas ocasiones, con uso excesivo de la fuerza.

El gobierno ha insistido en que la golpiza que sufrió el pasado fin de semana un migrante haitiano, que quedó registrada en las cámaras de varios medios, fue un hecho aislado y que ya fueron suspendidos los dos agentes del INM implicados en el hecho.

Ante la gran aglomeración de migrantes en el sur del país, que se estima podrían superar las 50.000 personas, y los cada vez más frecuentes casos de grupos que intentan desplazarse, López Obrador expresó esta semana su frustración por las medidas de contención, y dijo que le enviaría una misiva a su par estadounidense Joe Biden para insistirle en la necesidad de invertir en planes estatales de desarrollo y atender los problemas económicos y sociales que llevan a miles de personas a migrar a esa nación.

Señaló que le recordaría a Biden su propuesta de extender al llamado Triángulo Norte, integrado por Guatemala, El Salvador y Honduras, los planes del gobierno mexicano Sembrando Vida y Jóvenes construyendo el futuro que, aseguró, permitirían crear unos 330.000 empleos en seis meses en esos países.

Agencias de las Naciones Unidas y organizaciones humanitarias han alertado sobre la urgencia de tomar nuevas decisiones para descongestionar el actual sistema de refugio y asilo mexicano. Advierten a su vez que la contención migratoria no es la respuesta eficaz para resolver los flujos de personas.