Por: Adrián GARCÍA ESTRADA

Cuando tienes todo y sientes que no tienes nada pudiera tratarse de dos males que a mi parecer aquejan a muchos, la ceguera emocional y la incapacidad de tener una consciencia despierta.

Preocúpate por aceptar y ser quien realmente eres, no por construir una realidad que sea más bonita para los demás, no eres el ombligo del mundo, no eres más ni menos que nadie, estás respirando, con eso tienes para hacer mejor las cosas.

Si tu pareja no te hace feliz, si tu trabajo no te da satisfacción, si tu vida no es como pensaste que sería, tal vez deberías dejar de culpar a otros y enfocarte en agradecer por lo que tienes y no por lo que no tuviste.

El exceso de pasado te dará un pase libre a la conmiseración, el exceso de futuro te dejará entrar al estorboso y destructivo miedo, ¿Por qué mejor no te concentras verdaderamente en el hoy?, no es tan difícil, todo lo tienes frente a ti, nada más pela bien los ojos.

Una vez alguien me dijo que la peor soledad era la que se vive en compañía, cuando te encuentras en ese punto no es nada agradable tratar de entender los porqués, ahora entiendo que nada ni nadie es indispensable para poder estar bien, solamente tengo que creer en algo, tener fe.

Qué más das la religión que profeses, la disciplina o filosofía espiritual, no importa, si te hace sentir bien, si te hace sonreír de la nada es porque estás en el lugar correcto, el mal te observa, el bien te espera, si estás lo suficientemente despierto podrás elegir a quien entregarte, ahí tu valora si vale la pena perder el tiempo o disfrutarlo.