Hoy hay una sola verdad. Estás fracasando, y aunque salgan ahorita a poner el pecho por ti los cada vez menos defensores que tienes, tu nuevo trabajo te quedó grande.

Por: Gerónimo Miller/HIPTEX

Tu nombre representaba más que una ilusión para el país. Tras años y años de escándalos, fracasos, de tomaduras de pelo, y de ver que siempre nos hacían las mismas promesas, varios párvulos soñaban con estar al lado de mexicanos orgullosos, tal vez en el Zócalo o en el Ángel de la Independencia, y corear tu nombre, siendo testigos de que cambiabas la historia de los colores de México, esos mismos que arropas en tu pecho.

Consultorías inglesas y el mismísimo y prestigioso The Guardian, ponían nuestro futuro en tus manos, porque te consideraban una de las promesas de más calidad para todos nosotros, muy a pesar tu edad, porque tal vez lo más normal sería que para los años que tienes, estuvieras disfrutando de la vida frente a tus seres queridos y los amigos que estarían a tu lado.

“Es de Tabasco, y muchos tienen celos porque de esa zona no salen como él”, la manera en que cientos de miles te defendía a través de las redes sociales.

Y es que, aunque tu primer apellido empieza con una consonante sin fuerza como lo es una insulsa “L”, es tu -debo de aceptarlo- coraje lo que lo convirtieron en dos potentes sílabas con los suficientes decibeles para hacer temblar a varios, aderezada con esa “Z” que lo hacía más envolvente.

Muchos dicen que llegaste al lugar en el que estás, porque te tocó enfrenare a unos auténticos muertazos azules que no ganarán nada en muchos años, porque carecen de garra y les emana lo fifís, mismos que tú en diciembre los hiciste ver cómo te coronaban.

Tras ese diciembre mágico para tus seguidores, y para ti, millones opinaron que el mejor acierto que tuviste en enero, fue cuando los ilusionaste al hacer esos magistrales recortes. “Todo te saldría de maravilla”, decían por ahí.

Te seré sincero, yo nunca confié en ti, pero existió el momento en que no tenía otro camino: apoyarte o portarme como un cangrejo que sólo había visto las promesas de otros como tú.

Sin embargo, y a pocos meses de empezar esta aventura, con la cual serías el estandarte de nuestra nación, parece que toda la mentira que hicieron alrededor tuyo está cayendo, y de aquí no habrá bot que te puedan defender, como los que en las últimas semanas dicen que tienes tus enemigos.,

Te mandaron a decir que no eres lo que jurabas ser con tus acciones, y no sólo los expertos o prensa que antes te defendían y que ahora tus adeptos odian y llaman malinchista.

Atrás quedó ese hombre bravo, que emocionaba a muchos, cuando sacaba su repertorio de insultos frente a los americanos, donde te mirabas muy envalentonado.

Aún le quedan años a tu compromiso, pero no hay que ser genios para darse cuenta que, incluso, mucho de los que te echaban porras, ya quisiera que terminara, porque sólo arrastras el prestigio de una nación tan necesitada de alguien que de verdad haga las cosas con gallardía e inteligencia.

Hoy hay una sola verdad. Estás fracasando, y aunque salgan ahorita a poner el pecho por ti los cada vez menos defensores que tienes, tu nuevo trabajo te quedó grande; tus números reflejan la gran mentira que estás resultando ser. Te lo han dicho hasta el cansancio: tú no sabes competir, Diego Lainez.