"Ahora tenemos miedo de todos los que nos miran o se acercan", dice uno de los migrantes de Centroamérica.
TONALÁ.- Los migrantes centroamericanos que viajan a través del sur de México hacia los Estados Unidos, recordaron temerosamente su frenética fuga de la policía el suscitada el lunes, donde se escurrieron bajo cercas de alambre de púas en los pastos para pasar la noche en el bosque después de que cientos de personas fueron detenidas en una redada.
En la ciudad de Tonalá, estado de Chiapas, los migrantes acudían en tropel a uno de los pocos lugares donde sentían que podían estar seguros, la Iglesia Católica Romana local, solo para comenzar con temor ante el sonido de la sirena de una ambulancia.
“Hay personas que aún están perdidas en la selva. Las selvas son muy peligrosos ", dijo Arturo Hernández, un campesino de 59 años de Comayagua, Honduras, que huyó entre los árboles con su nieto. "Esperaron hasta que estuvimos descansando y cayeron sobre nosotros, agarrando niños y mujeres".
Las autoridades de inmigración mexicanas dijeron que 367 personas fueron detenidas ayer lunes, en la que fue la mayor redada individual hasta la fecha en una caravana de migrantes desde que los grupos comenzaron a moverse por el país el año pasado.
Los periodistas de The Associated Press reportaron que vieron a la policía ir sobre grupos aislados en la parte trasera de una caravana de cerca de 3000 personas cerca de Pijijiapan, luchando contra los migrantes en vehículos policiales para el transporte y supuestamente la deportación cuando los niños lloraban.
Ahora, se dicen aterrorizados de caminar expuestos en las autopistas, algunos se volvieron desesperados a una táctica que solía ser popular en el norte, subiendo a bordo de un tren de carga que se dirigía al estado vecino de Tabasco.
Javier Núñez, hondureño de 25 años, dijo que él y su familia caminaron por las colinas, a lo largo de un río y por algunas vías del tren después de la redada antes de aventurarse en la ciudad de Pijijiapan para encontrar algo para comer. Pero los agentes volvieron a aparecer el lunes por la noche y detuvieron a su esposa e hijo, quienes, según dijo, fueron trasladados a un centro de inmigración en Tapachula para el proceso de deportación.
“Nos estaban cazando”, dijo Núñez. Como él lo ve, lo único que hay que hacer es seguir solo, ver hasta dónde puede llegar. "Ahora tenemos miedo de todos los que nos miran o se acercan".
Cuando se le preguntó sobre las detenciones en una conferencia de prensa el martes por la mañana, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, no dio detalles sobre lo que él llamó un "incidente", pero reconoció que el gobierno no está permitiendo que los migrantes simplemente vayan a donde quieran. Negó tomar una línea dura, diciendo que los controles son para la seguridad de los migrantes porque supuestamente los traficantes de personas están infiltrados entre las caravanas.