El 05 de febrero, dos días después de la última vez que los familiares de Fernanda hablaron con ella, el esposo de ésta fue herido de bala en su domicilio, dijo que lo había atacado un joven blanco, delgado, sin barba ni bigote y de alrededor de 20 años de edad. Autoridades argumentaron no poder relacionar casos.
Redacción/ HIPTEX
TIJUANA.- Fernanda González Serrano -desaparecida desde el 03 de febrero y cuyo cuerpo sería el encontrado por sus familiares enterrado en el patio de su casa matrimonial- sufría violencia doméstica por parte de su marido, con problemas de alcoholismo.
Además, su hijastro de 20 años de edad, que vivía con ellos desde hacía dos meses, siempre estaba armado, era adicto a las drogas y enfrentó problemas legales en Estados Unidos.
Así lo narró ante medios de comunicación Erika González, hermana de Fernanda, cuyo cuerpo sería el encontrado por el padre de ambas en el patio de la vivienda que compartía con su marido; estaba enterrado en el domicilio ubicado en la calle Sinaloa, colonia Aeropuerto.
Asentó que las veces que Fernanda fue golpeada por Baudelio recurría a la familia, pero por diferentes razones regresaba con él, que es cristiano y prometía que ya no bebería.
Erika definió a su hermana como noble y sumisa, buena, calmada, “una mujer de casa”, vergonzosa y seria a la que a ella le había tocado defender de Baudelio una vez que la estaba golpeando y que tuvo que tumbar el portón de la casa con su carro para ingresar a ayudarla.
Baudelio, el esposo de Fernanda durante 16 años, comentó al esposo de Erika que antes de desaparecer ésta se había molestado con su hijo Aarón, además de que en la casa no había ropa suya ni un dinero que sólo ambos sabían dónde estaba.
La entrevista entre concuños se dio en San Diego, mientras Baudelio se encontraba internado recibiendo atención médica por disparos que le propinaron el 05 de febrero en el domicilio de la calle Sinaloa, que compartía con Fernanda y Aarón, donde al llegar del trabajo dijo haber encontrado a un ladrón en el cuarto de su hijo.
Comentó que antes ella se había molestado con su hijo y entraba y salía de la casa donde no había ropa suya ni el dinero que guardaban ambos.
“Mi hermana siempre creyó que su esposo la iba a respetar y valorar e iba a tener un buen matrimonio; yo no estoy diciendo que él hizo algo, pero sí la puso en una situación de peligro”, comentó Erika.
“Siento que él está guardando información para encubrir al asesino de mi hermana” agregó.
Mencionó que nada saben del paradero de Aarón, de quien su padre Baudelio aseguró también sospecha.
Erika pidió que se aclare el homicidio de su hermana y que la verdad salga a la luz, que se encuentre a los culpables, los detengan y también a las personas que pusieron trabas para la localización de Fernanda.
Erika confirmó que fueron ellos como familia, incluido su papá, quienes dieron con el cuerpo enterrado en el patio de la casa de Erika, quien presumiblemente corresponde a la joven de 32 años de edad con la que tuvieron comunicación por última vez el pasado 03 de febrero mediante un chat familiar.
Lo hicieron ante la desesperación, después de que las autoridades les habían prometido regresar con maquinaria y equipo canino a revisar el sitio donde identificaron tierra floja en una primera inspección.
Expuso que mientras hacían las excavaciones el domingo, amigos del esposo de su hermana acudieron al sitio acusándolos de allanamiento de morada y luego fueron ellos mismos quienes sugirieron el lugar donde debían excavar al ver la tierra floja.
Baudelio se comunicó por teléfono con Erika y al preguntarle ésta que si querían que se retiraran contestó que no.
Erika expuso haber pedido a las autoridades que relacionaran el caso de las heridas de su cuñado con la desaparición de su hermana, así como que detuvieran preventivamente a su hijastro Aarón, cuyo paradero se desconoce, por presumir que estaba relacionado con su desaparición. Les pidió también pruebas de balística.
La respuesta fue que no tenían jurisdicción para hacerlo y en el caso de Capea sólo se dedicarían a la búsqueda de la joven cuyo paradero finalmente fue ubicado por sus familiares. (lgs)