Padres, madres y personal de la primaria Carmen Serdán en Tijuana realizaron una limpieza profunda tras el anuncio de suspensión de clases por brotes de “boca, mano, pie”

Con escobas, cubetas y cloro en mano; así fue como madres, padres y personal administrativo de la escuela primaria Carmen Serdán, ubicada en la colonia Guaycura de Tijuana, realizaron una limpieza profunda de las aulas, patios y áreas comunes.

La jornada la realizaron después del el anuncio del Gobierno del Estado de suspender clases en educación básica en los municipios de Tijuana, Mexicali, Tecate, Playas de Rosarito y San Quintín, como medida preventiva ante la presencia de algunos casos del padecimiento estacional conocido como “enfermedad boca, mano, pie”, que afecta principalmente a niñas y niños.

Aunque la Secretaría de Educación Pública Estatal informó que no hay motivo de alarma, la dependencia recomendó a todos los planteles realizar acciones de limpieza exhaustiva para reducir el riesgo de contagios.

Desde temprano, este viernes las y los padres llegaron al plantel con utensilios de limpieza. Algunos lavaban los pisos de los salones con jabón y cloro, mientras otros tallaban las paredes con esponjas o enjuagaban los pasillos del patio principal, donde regularmente los estudiantes comen o juegan durante el recreo.

El encargado de despacho de la primaria, Jorge Marrón, explicó que la medida llegó en buen momento. “Hoy que iniciamos la limpieza, una madre me notificó que dos de sus hijos presentaron síntomas compatibles con la enfermedad. Considero que esta acción preventiva es muy oportuna, porque nos ayuda a cortar posibles cadenas de contagio y mantener la escuela segura para todos”, comentó.

Entre los participantes se encontraba Adoración, madre de familia que considera fundamental mantener la higiene escolar de manera constante. “No deberíamos esperar a que haya una alerta para limpiar así. Si lo hacemos seguido, los niños estarán más protegidos. Es trabajo de todos, no solo de la escuela”, expresó.

Lo que inició como una instrucción preventiva terminó convirtiéndose en un ejercicio de colaboración comunitaria. Familias y personal coincidieron en que estas jornadas deberían mantenerse como parte de la rutina escolar, no solo ante contingencias sanitarias.