El turismo es una actividad que derrama beneficios a múltiples sectores, pero si se destruye el paisaje, se destruye también la base del negocio
BAJA CALIFORNIA.- La planeación territorial y el ordenamiento ecológico no son un lujo, sino una necesidad urgente para garantizar el futuro de las ciudades y de las actividades económicas que dependen directamente de los recursos naturales, como el turismo. Así lo advirtió el ingeniero bioquímico José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental México A.C. (CIGAMX), quien subrayó que la falta de aplicación y respeto a los planes de desarrollo ha provocado daños irreversibles en zonas costeras del país.
“Cuando hablamos de planeación del ordenamiento ecológico o territorial, tenemos que mirar que los recursos naturales se usen sin rebasar su capacidad de carga. Agua, flora, fauna y hasta las playas mismas requieren tiempo para recuperarse. Si no tomamos eso en cuenta, no tendremos un futuro alentador”, señaló Zavala.
El especialista recordó que existen instrumentos valiosos de planeación elaborados con rigor técnico y participación social, pero que a menudo se abandonan. Uno de los ejemplos más claros es el Programa Regional de Desarrollo Urbano, Turístico y Ecológico del Corredor Costero Tijuana–Rosarito–Ensenada (Cocotren), que desde su origen planteó un crecimiento gradual hacia tierra adentro, evitando construcciones verticales en la primera línea de playa para proteger el paisaje y el valor ambiental de la costa.
“Ese criterio era muy claro: edificios altos tierra adentro, no en la orilla del mar. Sin embargo, hoy vemos torres de 20 o 30 pisos frente al océano que deterioran el paisaje y limitan a otros el derecho de disfrutarlo. En este corredor no hemos hecho bien las cosas”, advirtió el director fundador del CIGAMX.
La falta de respeto a los planes de ordenamiento no solo afecta la estética del territorio, sino que incrementa la vulnerabilidad frente a fenómenos naturales. Zavala recordó los recientes impactos de huracanes como Otis y John en Acapulco, donde la infraestructura levantada en terrenos denominados “ganados al mar” fue destruida por el oleaje y el mar de fondo.
“Se dice terreno ganado al mar, pero en realidad es temporal. El mar siempre recupera su espacio. En la costa de Tijuana también hemos visto ejemplos, donde calles y malecones desaparecieron por la fuerza de la naturaleza”, explicó.
En este sentido, destacó que la planeación territorial debe verse como una estrategia de seguridad y sostenibilidad económica. El turismo, agregó, es una actividad estrechamente vinculada con la naturaleza, que “vende” paisaje, playa, clima y ecosistemas. “Todos estamos relacionados con el turismo, aunque pensemos que no. Es una actividad que derrama beneficios a múltiples sectores, pero si se destruye el paisaje, se destruye también la base del negocio”, puntualizó.
Zavala subrayó que la pandemia dejó lecciones sobre la necesidad de impulsar un turismo más responsable y comunitario, que aproveche el senderismo, las áreas abiertas y la naturaleza como motores de desarrollo local. Sin embargo, advirtió que estas alternativas aún enfrentan presiones de un modelo económico de corto plazo que apuesta por la explotación intensiva sin pensar en la resiliencia de los recursos.
“El verdadero largo plazo, el que buscan las empresas para sostenerse, se llama desarrollo sustentable. Y solo lo lograremos cuidando nuestros recursos naturales”, concluyó.