Un innovador implante desarrollado por la Universidad de Stanford permite a personas con parálisis comunicarse mediante el pensamiento, incorporando un sistema de activación por “contraseña mental” para proteger la privacidad de los usuarios. Expertos advierten sobre riesgos éticos y regulatorios fuera del ámbito médico

En un avance que combina neurociencia, tecnología y ciberseguridad, un equipo de la Universidad de Stanford ha presentado un chip cerebral capaz de traducir los pensamientos en palabras y frases, ofreciendo una vía de comunicación para personas con parálisis que no pueden hablar.

La innovación más destacada de este dispositivo es la implementación de una “contraseña mental” —una palabra o frase pensada por el usuario— que activa el implante únicamente cuando así lo desea, evitando la lectura constante de la actividad cerebral. Este mecanismo busca dar a los pacientes control sobre cuándo y cómo se recopila su información neuronal.

Rafael Yuste, neurobiólogo y director del Centro de Neurotecnología de la Universidad de Columbia, celebra el avance pero alerta sobre un futuro incierto fuera del entorno médico. Advierte que dispositivos comerciales como cascos o pulseras de neurolectura podrían registrar pensamientos sin consentimiento real, y que algunas empresas podrían retener estos datos de manera indefinida bajo contratos poco claros.

La comunidad científica insiste en que, junto al desarrollo tecnológico, es urgente establecer marcos regulatorios internacionales que protejan los derechos neuronales de las personas, evitando un escenario en el que la mente pueda ser explotada como una nueva frontera de datos personales.