Produce una erupción cutánea dolorosa y puede causar complicaciones graves, especialmente en adultos mayores, como dolor nervioso persistente, pérdida de visión y problemas neurológicos

ESTADOS UNIDOS.- La vacunación contra el herpes zóster aumentó entre los adultos mayores de 50 años en EU durante la pandemia de Covid-19, aunque no de forma equitativa en todos los grupos de población. Esta es la principal conclusión de un nuevo estudio realizado por la investigadora en Sistemas de salud Jialing Lin en colaboración con otros colegas, publicada en la revista Vaccine.

El herpes zóster se debe a la reactivación del virus varicela-zóster, el mismo que causa la varicela. Produce una erupción cutánea dolorosa y puede causar complicaciones graves, especialmente en adultos mayores, como dolor nervioso persistente, pérdida de visión y problemas neurológicos.

Si bien los tratamientos antivirales pueden aliviar los síntomas, la vacunación es la forma más eficaz de prevenir el herpes zóster.

Analizamos datos de encuestas representativas a nivel nacional de casi 80 mil adultos mayores de 50 años, recopilados entre 2018 y 2022 por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), con el objetivo de monitorear la salud de la población estadounidense.

La encuesta analizó las tasas de vacunación en personas de distintos orígenes étnicos, así como otros factores como el sexo, los ingresos familiares y la presencia de enfermedades crónicas como diabetes o enfermedades cardiovasculares.

La vacunación contra el herpes zóster aumentó notablemente durante la pandemia: del 25.1% entre quienes tenían recomendación de vacunarse en 2018-2019, al 30.1% en el periodo 2020-2022. Este incremento general se observó en casi todos los grupos analizados.

Los mayores aumentos relativos se presentaron entre los grupos que históricamente habían registrado las tasas más bajas de vacunación contra la culebrilla. Estos incluyeron adultos de 50 a 64 años, hombres, personas pertenecientes a minorías raciales y étnicas (como adultos negros no hispanos), personas con bajos ingresos, fumadores y quienes no padecían enfermedades crónicas como cáncer o artritis.

En EU, los CDC recomiendan la vacunación contra el herpes zóster para todos los adultos mayores de 50 años. Sin embargo, la cobertura ha sido históricamente baja, en parte debido a la escasa concienciación, preocupaciones sobre los costos y la pérdida de oportunidades durante consultas médicas de rutina.

La pandemia de COVID-19, aunque disruptiva, pudo haber creado nuevas oportunidades para mejorar la vacunación en adultos, especialmente entre grupos con baja cobertura previa.

Entre los factores que probablemente contribuyeron a este cambio se encuentran una mayor concienciación pública sobre la importancia de la vacunación, un aumento en las consultas médicas —especialmente durante la distribución de la vacuna contra la COVID-19—, y una mayor disponibilidad de vacunas para adultos en farmacias y centros de atención primaria.

También influyó la sustitución de la antigua vacuna viva atenuada contra el herpes zóster, llamada Zostavax, por la nueva vacuna no viva, Shingrix, en 2020. A esto se sumaron campañas de salud pública que promovieron la coadministración de vacunas y campañas de divulgación dirigidas a poblaciones marginadas.

A pesar de la mejora general en las tasas de vacunación, persisten importantes desigualdades. Los grupos que antes de la pandemia tenían una menor cobertura continúan rezagados en comparación con las poblaciones blancas no hispanas de mayor poder adquisitivo y con mayor acceso a servicios médicos.

En general, la tasa de vacunación contra el herpes zóster sigue siendo baja, inferior a la de otras vacunas como la de la gripe. Esta brecha refleja disparidades estructurales de larga data en el acceso a la atención médica, que se acentuaron aún más durante la pandemia.

Además, destaca la necesidad de implementar políticas más equitativas y estrategias de divulgación personalizadas que fomenten la confianza y la concienciación sobre los beneficios de la vacuna contra la culebrilla.

Aunque la tendencia al alza es alentadora, quedan varias preguntas por responder. Por ejemplo, los datos de la encuesta no permiten saber si los participantes recibieron ambas dosis de la vacuna Shingrix, necesarias para una protección completa.

Tampoco fue posible determinar si los participantes recibieron la vacuna contra el herpes zóster junto con la vacuna contra la COVID-19. Recibir múltiples vacunas en una sola consulta puede facilitar el acceso y aumentar las tasas de vacunación al reducir la necesidad de múltiples visitas.

También se desconoce cómo fue la cobertura entre personas inmunodeprimidas durante este período. Las directrices actuales recomiendan que los adultos inmunodeprimidos, independientemente de su edad, también reciban la vacuna contra la culebrilla. Sin embargo, los datos solo incluyeron a adultos mayores de 50 años.

Abordar estas preguntas en estudios futuros permitirá a los expertos en salud pública desarrollar estrategias más eficaces para alentar a un mayor número de personas elegibles a recibir la vacuna contra el herpes zóster.