En una cumbre clave celebrada en La Haya, los líderes de la OTAN acordaron elevar el gasto en defensa al 5 % del PIB para todos los países miembros, en respuesta a las crecientes tensiones globales y a la expansión militar de actores como Rusia e Irán

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha dado un giro decisivo en su estrategia de defensa al aprobar un aumento significativo en el gasto militar de sus países miembros.

Reunidos en una cumbre en La Haya, los jefes de Estado y de gobierno de los 32 países de la alianza firmaron una resolución que compromete a cada nación a destinar al menos el 5 % de su Producto Interno Bruto (PIB) al rubro de defensa.

La medida busca reforzar la preparación de la Alianza ante un escenario internacional cada vez más volátil. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, calificó el acuerdo como “una respuesta necesaria y proporcional a los desafíos de seguridad que enfrentamos hoy”.

Aunque desde 2014 se promovía que los países alcanzaran un gasto del 2 % del PIB, este nuevo estándar cuadruplica en algunos casos los presupuestos actuales de defensa, generando debate al interior de naciones con prioridades sociales urgentes.

El expresidente estadounidense Donald Trump, presente en calidad de observador tras su reelección anticipada, declaró que la OTAN “finalmente está haciendo su parte” y sugirió que el aumento fue una condición no oficial para el renovado apoyo militar de EE. UU. a Europa.

Críticos del acuerdo señalan que esta medida puede generar una nueva carrera armamentista, al tiempo que compromete recursos que podrían dirigirse a salud, educación o cambio climático. A pesar de ello, la mayoría de los líderes coincidieron en que el fortalecimiento de la defensa colectiva es esencial ante las amenazas crecientes en Ucrania, Medio Oriente y el Ártico.