Filmada casi en su totalidad con un iPhone 15 Pro Max, 28 Años Después mezcla violencia cruda, tensión narrativa y un viaje emocional madre-hijo que revitaliza la franquicia

Por: Orlando Sarmiento Román



Esta semana llegó a nuestras salas de cine “28 años después”, la nueva cinta que conocemos también como Exterminio, una franquicia que en 2002 revolucionó el género de zombie horror para siempre. Ahora, 23 años después de la primera cinta, regresan Danny Boyle en la dirección y Alex Garland en el guion para traer un nuevo capítulo con la misma fórmula, creada y mejorada por estos grandes cineastas.

La tercera entrega, tal y como su nombre lo sugiere, nos lleva 28 años después de los sucesos que dieron pie a la primera cinta. El Reino Unido se encuentra en cuarentena, manteniendo alejados a los sobrevivientes del mundo por casi tres décadas.

En una pequeña aldea de sobrevivientes, seguiremos a Spike, un adolescente hijo de uno de los exploradores de la aldea, que se ve obligado a emprender un viaje que lo llevará a adentrarse en lo desconocido con la esperanza de encontrar una cura para su madre. Este viaje lo pondrá a prueba de formas que jamás imaginó.

En esta película podemos encontrar todo el sello no solo de la franquicia, sino también de sus creadores. Estamos hablando de la violencia cruda y desmedida, con una edición que transmite tensión, desesperación, y que sabe cuándo darnos un respiro en cada secuencia que lo amerita.

El estilo audaz e inmersivo de Boyle, con sus planos cortos y una fuerte carga visual, nos transporta a la estética vibrante de los noventa.

Con el regreso del escritor original —y ahora consagrado cineasta— Alex Garland, a quien el mismo Boyle ofreció la silla de director, se presenta una historia que, al igual que su protagonista, nos pone a prueba con una mezcla de terror, intriga e incertidumbre. Garland cambia ligeramente el enfoque o la crítica social que representaban las cintas anteriores, dando paso a una propuesta mucho más personal que permite empatizar con los personajes.

Si bien el elenco cuenta con nombres prestigiosos como Aaron Taylor-Johnson y el ganador del Óscar Ralph Fiennes, ambos entregando participaciones secundarias muy sólidas, son Jodie Comer y el joven Alfie Williams quienes llevan el peso de la historia, ofreciendo un memorable viaje madre-hijo a través de lo desconocido.

Hay mucho que destacar de esta película. Se siente una continuidad en la historia, a pesar de haber pasado 18 años desde la última entrega. No te sientes ajeno a este mundo: su estilo es familiar y coherente, pero al mismo tiempo posee una frescura visual y técnica que evita que se sienta anticuada.

Así como la primera parte usó técnicas y equipos innovadores para su época, Danny Boyle lo volvió a hacer 23 años después. La cinta fue grabada casi en su totalidad con un iPhone 15 Pro Max, convirtiéndose en la película más larga filmada con un smartphone. Esto contribuye a que muchas tomas se perciben casi grabadas con nuestro propio pulso, así la historia se siente íntima y cercana al espectador.

A pesar de sacrificar ciertos panorámicos, todo está hecho en pro de contar una mejor historia.

“28 años después” entrará en la conversación sobre las mejores cintas del año y, probablemente, entre las mejores del género en los últimos años. También se abrirá el debate sobre si merece ser considerada la mejor de la franquicia.

Esta película es una muestra de cómo se puede traer de vuelta una saga con éxito, añadiendo un salto de calidad. Ya se han anunciado dos próximas partes, lo que formará una nueva trilogía que hoy nos da un prometedor vistazo de lo que podría convertirse en un nuevo hito del género.