Aunque antes de pertenecer a la subdirección de Tránsito, nunca había conducido una motocicleta, Gabriela Santiago se convirtió en la primera mujer motociclista dentro de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM)
ENSENADA.- Aunque antes de pertenecer a la subdirección de Tránsito, nunca había conducido una motocicleta, Gabriela Santiago se convirtió en la primera mujer motociclista dentro de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM).
En el marco de la Conmemoración del Día Internacional de la Mujer, Gabriela compartió que hace 9 años decidió entrar a la corporación y, desde hace 6, desempeña su labor en la unidad vial.
“Yo miraba a los policías en la calle trabajando y pensaba que era una profesión muy padre, y decidí hacer los trámites. El cambio a tránsito no era algo que yo quería porque, a diferencia del área operativa, donde trabajan en parejas, acá andan solos. Pensaba que no iba a poder con todo, pero soy de las que piensa positivo y poco a poco se me fue desarrollando el oído con el radio, con la conducción, la atención…”, recordó.
Sin embargo, el reto mayor era el uso de la motocicleta. “Le tenía miedo a la moto, pero decía: no me va a ganar. Yo puedo”, expresó.
Gabriela dijo que el apoyo e impulso de sus compañeros fue fundamental para dominar la motocicleta en un periodo de alrededor de dos meses.
“Me decían: ¿Sabes andar en bicicleta y manejar un carro estándar? Pues es parecido.
Cuando terminamos el turno, me pedían que agarrara la moto y, en el Libramiento nuevo, me ponían obstáculos para practicar”, compartió.
Aunque en dos ocasiones la motocicleta se le salió de control y tuvo fuertes caídas, no desistió.
Pero no solo en las prácticas le ocurrió. Estando en servicio tuvo accidentes menores de los que salió prácticamente ilesa y con mayor determinación de continuar, pues incluso los ciudadanos que le ayudaban a levantarse del suelo, le daban palabras de aliento. “Gracias a Dios no sufrí heridas graves”, manifestó.
Con retos superados y con jornadas laborales que transcurren sin incidentes mayores, Gaby, como el resto de sus compañeras y compañeros, enfrentan situaciones de riesgo inherente a su labor.
“En una persecución sí sentí mucho miedo. Fue por Águilas y Libramiento. Me tocó toparme de frente con un vehículo en fuga. El carro me pasó muy cerca y solo dije: Diosito protégeme”,
Gabriela tiene el objetivo de continuar desempeñando su trabajo con el criterio adecuado, con la sensibilidad que muchos casos amerita, y con la convicción de que su labor seguirá provocando orgullo en su hija de 11 años.
“Hacen falta más compañeras mujeres que quieran integrarse y hacer un equipo de motociclistas, esa es mi visión. Si se puede, yo les ayudo”, expresó.