Estados Unidos ha instado al gobierno de Rusia a aceptar un alto el fuego de 30 días en Ucrania como parte de los esfuerzos internacionales por reducir las hostilidades en la región. La propuesta surge tras negociaciones entre representantes de Washington y Kiev en Arabia Saudí, donde se planteó la posibilidad de un cese temporal de los enfrentamientos para facilitar la llegada de ayuda humanitaria y reactivar los diálogos diplomáticos.

El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, indicó que su país establecerá contacto directo con el Kremlin para evaluar la viabilidad de la tregua. Sin embargo, desde Moscú, la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, declaró que la posición del gobierno ruso “se forma exclusivamente en función de sus propios intereses estratégicos”.

Mientras tanto, sobre el terreno, las fuerzas rusas han logrado avances significativos en la región de Kursk, donde han retomado el control de la ciudad de Sudzha tras intensos enfrentamientos con el ejército ucraniano. En respuesta, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reconoció la dificultad de la situación militar y aseguró que su gobierno trabaja para reforzar la defensa de sus tropas en las zonas afectadas.

El conflicto, que se prolonga desde 2022, ha generado una crisis humanitaria de gran magnitud y ha tensado aún más las relaciones entre Rusia y Occidente. La comunidad internacional sigue de cerca la evolución de las negociaciones y las consecuencias de este nuevo avance ruso en el campo de batalla.