En la actualidad, existe un boom en cuanto al uso y consumo de enteógenos, término recientemente acuñado por investigadores de la etnofarmacología que hace referencia al Dios que vive en las personas, ello, en sustitución de las palabras como psicodélicos o psicotrópicos.

Por: Mariangel Calderón

Subidos en una lancha hombres y mujeres recorren los canales de Cuemanco, en Xochimilco, a diferencia de quienes celebran cualquier cosa en las trajineras con música, comida y mucho jolgorio, estas personas van reflexivas y en cierto estado de expectación, algunas ya han fumado sapo, para otras es su primera vez.

En la actualidad, no sólo en la Ciudad de México, sino en el resto del país, existe un boom en cuanto al uso y consumo de enteógenos, término recientemente acuñado por investigadores de la etnofarmacología que hace referencia al Dios que vive en las personas, ello, en sustitución de las palabras como psicodélicos o psicotrópicos.

El presidente del Centro Ceremonial Kalmekayotl y médico ancestral, Ozelotl R. Galindo, explicó en entrevista con Notimex que la medicina del sapo se extrae de la especie del sapo bufo alvarius, que vive principalmente en el desierto de Sonora.





Este animal, expuso, vive largos periodos de tiempo bajo la tierra y sólo sale dos veces al año a alimentarse y a reproducirse, periodo en el cual con sumo cuidado y sin lastimarlo, se le extrae una sustancia de sus glándulas, la cual se deja secar al sol para formar una especie de hojuelas doradas.

La sustancia, denominada bufotenina, que al ser sometida a un proceso de combustión se convierte en 5-MeO-DMT, es utilizada desde tiempos ancestrales por chamanes y curanderos como una herramienta de autoconocimiento, incluso se sabe que su uso era tan socorrido como el peyote, solo que por mucho tiempo permaneció oculta.

Galindo añadió que en los códices de diferentes culturas mexicanas, el uso medicinal de las sustancias que emanan de este animal están representados en códices mayas, en los toltecas e incluso se pueden ver plasmados en las estructuras del Templo Mayor, en la Ciudad de México.

Así, abundó, que esta medicina, se ha encontrado en diferentes partes de la República mexicana; sin embargo, tiene mayor predominancia en el desierto de Sonora y desde tiempos inmemoriales ha sido utilizada por los integrantes de la comunidad comcaac, mejor conocidos como seris.

En ese sentido, explicó que se tiene cuenta de que los integrantes de esa comunidad utilizaban al sapo en una concha y una cazuela de barro que era puesta en el fuego con altas temperaturas para luego fumar esta sustancia.

La medicina del sapito u OTAC, se utiliza para sanar a las personas de fuertes depresiones, así como adicciones a fármacos y a drogas duras como anfetaminas, cocaína, piedra, crack y su consumo está relacionado con una mayor facilidad para dejar sustancias adictivas como el tabaco y el alcohol, mientras que a nivel personal deriva en un estado de paz y mejor toma de decisiones.

“Es una medicina que te ayuda en todos los contextos para poder evolucionar y cambiar lo que ya no quiere sentir, es una medicina de mucho amor, mucha conciencia, respecto a lo que está bien para las personas y lo que no”.

Aún cuando la sustancia puede ser suministrada a niños y a dultos mayores sin efectos secundarios, uno de los mayores riesgos es que ante la creciente popularidad de estas ceremonias existen personas que la suministran sin tener conocimientos de medicina ancestral, por lo que recomendó acudir con personas especializadas y con conocimiento en plantas de poder.

Para compartir esta medicina, dijo, se debe contar con una preparación física, mental,  espiritual y emocional, aunado a que los participantes deben asistir con un objetivo en específico y no solo “para vivir la experiencia”.

El efecto dura entre unos cinco y diez minutos en los que las personas pasan a un estado alterado de consciencia; así, primero se invita a los participantes a expresar la intención de consumir esta sustancia para que el guía lo acompañe con rezos y cantos ancestrales relacionados.

La sustancia es colocada en una pipeta de vidrio y se somete al calor de un soplete, una vez que se hace una especie de vapor, el participante lo jala a sus pulmones; luego, llega a todo el cuerpo mediante el torrente sanguíneo hasta llegar al cerebro, que la reconoce como si fuera serotonina debido a que su composición es muy parecida.

Así, los efectos pueden ser percibidos entre los primeros cinco y diez segundos después de la toma, en donde el participante siente una fuerte descarga de energía en el cuerpo, muchas personas experimentan visiones de su pasado y manifiestan luego de haberla consumido un “estado de conexión con el todo”; sin embargo, cada viaje es diferente y tiene que ver con lo que vive cada persona.

De lo que se trata, explicó Galindo, es de que esta medicina elimina el ego que se manifiesta en forma de pensamientos negativos o limitantes para dar paso al ser, es decir, a la esencia de las personas “para descubrir la luz y encontrar a su maestro interno”.

A diferencia de otras plantas de poder en donde las ceremonias duran toda la noche, esta medicina puede ser utilizada solo de día y sus efectos duran entre cinco a diez minutos para luego, entre los siete y 15 minutos posteriores volver a un estado de completa conciencia, aunque la sustancia permanece en el cuerpo unos 21 días periodo en el que muchos participantes manifiestan encontrar respuestas mediante sus sueños.

“La medicina impacta en todo, en tus relaciones, en tu trabajo, en tu economía, en tu comunidad, en un bien vivir, en una fuerza de vida en amor en armonía con todo lo que te rodea”.