La cumbre COP29 en Bakú afronta el desafío de garantizar el financiamiento para acciones climáticas globales tras la reelección de Donald Trump en EE. UU., quien amenaza con retirar al país nuevamente del Acuerdo de París. La ausencia de líderes clave, como el presidente chino Xi Jinping, suma complejidad al panorama
La COP29, celebrada en Bakú, Azerbaiyán, llega en un momento crítico para las políticas climáticas internacionales. La reciente reelección de Donald Trump, conocido por su escepticismo ante el cambio climático, ha reavivado temores de que Estados Unidos abandone nuevamente el Acuerdo de París, un paso que pondría en riesgo los esfuerzos globales de reducción de emisiones de carbono.
La cumbre, que ha reunido a representantes de más de 190 países, se enfrenta a la difícil tarea de asegurar los fondos necesarios para que las naciones en desarrollo implementen medidas de adaptación y mitigación frente al cambio climático.
Sin embargo, la falta de compromiso de algunos países clave ha provocado que varios líderes expresen su preocupación por la posible falta de recursos y compromiso a largo plazo. Xi Jinping, presidente de China, tampoco asistió a la cumbre, lo que dejó un vacío significativo en las negociaciones de financiamiento y reducción de emisiones.
El secretario general de la ONU, António Guterres, urgió a los líderes mundiales a superar las divisiones políticas y enfocarse en una acción colectiva. “El cambio climático no espera a la política”, declaró Guterres, llamando a un compromiso real para detener el avance de la crisis climática. Activistas climáticos alrededor del mundo han seguido de cerca las decisiones de la cumbre, pidiendo mayor transparencia y esfuerzos más contundentes de parte de los países industrializados.