Un reportaje de el El País, nos muestra testimonios como el de la costurera Wilmarys Pacheco, quien convierte el papel moneda en carteras y otros accesorios en el oeste de Caracas.
CARACAS, VENEZUELA.- Para los artesanos y los costureros, sin duda que el bolívar se ha puesto de moda para confeccionar sus obras. Y sí, es una moda peculiar. ¿Arte o ropa hecha a base de dinero?
Un reportaje del diario español El País, nos muestra una parte de ello, con testimonios como el de la costurera Wilmarys Pacheco, quien convierte el papel moneda en carteras y otros accesorios en el oeste de Caracas.
“Se venden, son coquetos y muy económicos. Con unos 400 billetes puedo hacer un bolso y con unos 140 se elabora un monedero”, dice para el corresponsal del diario madrileño.
Según los datos arrojados en la publicación, la devaluación de la moneda venezolana ha provocado una acelerada pérdida de su valor nominal, hasta el punto de que los billetes venezolanos son usados para manualidades o lo que se conoce como money art.
Por su parte, añade el reportaje, que en ciudades fronterizas de Colombia es frecuente la venta de artesanía hecha con bolívares, y hay artistas que han comenzado a emplearlos como soporte. Algunos ya han expuesto cuadros y otras creaciones en redes sociales.
“Cuando divulgué una obra con papel moneda recibí amenazas anónimas en Twitter por emplear ese material, así que tuve que borrar esa publicación por precaución”, relata una artista en Caracas que pide no ser identificada.
Los billetes más usados para este fin son los de más baja denominación y los que ya no están vigentes debido a la entrada del nuevo cono monetario hace más de un mes.
“Hice unos adornos, entre ellos anillos, con los de 100, 50, 20 y dos bolívares antiguos, que ya no sirven ni para comprar un caramelo, pero que tienen colores y diseños muy atractivos. Hace un mes hice un jarrón con ellos. Ya no sirven y la gente suele botarlos en la calle”, cuenta Adriana Tovar, una joven caraqueña.
El Gobierno venezolano ha prometido un renacimiento del bolívar, al que ha anclado a la criptomoneda venezolana bautizada como el petro, que se encuentra respaldada en recursos minerales del país. Pero todo depende del funcionamiento del plan de recuperación de la economía, alabado por el oficialismo y criticado por los opositores.
Los nuevos billetes
“El 20 de agosto entró en circulación un nuevo cono monetario (conjunto de monedas que existen y circulan simultáneamente en un país y que se describen en orden ascendente o descendente), tras eliminar cinco ceros al bolívar y aplicar un programa financiero con la intención de combatir la hiperinflación”, señala El País.
Por su parte, el presidente, Nicolás Maduro, aseguró que se había logrado eliminar la “emisión de dinero inorgánico” con la aplicación de sus medidas económicas.
“Todos los bolívares emitidos están sustentados en la riqueza nacional, los bolívares soberanos que están circulando están sustentados en la riqueza en divisas del país y en el funcionamiento del sistema tributario: el buen cobro de los impuestos”, indicó el mandatario un mes después de los ajustes. Pero ninguna de las fórmulas ha logrado mejorías.
“Por ahora, los billetes se obtienen en bancos y alcanzan para pagar más que los anteriores. Con ellos se pueden adquirir algunos productos y pagar el transporte terrestre. También la venta de dinero en efectivo es menos evidente en el país. Pero las posibilidades de que el valor de la moneda se diluya este año son altas. Con 500 bolívares soberanos, la denominación más alta del cono monetario, se pueden comprar unos 30 huevos y un kilo de queso, el menos costoso. Hace un mes ese monto servía para pagar lo mismo, además de un kilogramo de pollo, pan, café, arroz y vegetales”, puntualizó el medio ibérico.
"Solo ha servido para facilitar el comercio y otras operaciones, pues ahora nuestros bolsillos están más aliviados al no tener que cargar con voluminosas pacas de dinero. Eso no significa que será una solución duradera porque ya me alcanza menos el efectivo desde que empezó a circular", explica Adriana Tovar, que percibe el doble del salario mínimo.