El ejército israelí lanzó una serie de ataques aéreos en la región sur de Beirut, Líbano, impactando lo que se presume es la sede principal de Hezbollah. La situación ha generado una escalada de tensiones en la región, y las reacciones internacionales no se han hecho esperar

En la madrugada del 28 de septiembre, la fuerza aérea israelí llevó a cabo un bombardeo masivo sobre el área sur de Beirut, capital de Líbano, apuntando a un bastión de la organización libanesa Hezbollah. Según informes, al menos 10 ataques aéreos impactaron la zona, generando una gran columna de humo y causando daños significativos a la infraestructura.

La ofensiva se llevó a cabo en lo que el ejército israelí ha descrito como una respuesta a las actividades de Hezbollah, afirmando que se atacó su cuartel principal, el cual supuestamente se encuentra situado bajo edificios civiles. El portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, justificó el ataque alegando que se trataba de una medida para frenar las amenazas de la organización.

En reacción a esta escalada de violencia, la delegación turca, junto a otras, abandonó la Asamblea General de la ONU en señal de protesta momentos antes de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pronunciara su discurso. El acto fue interpretado como un rechazo a las acciones militares de Israel en la región.

La situación continúa siendo tensa, y las repercusiones de estos ataques se están sintiendo en toda la región, mientras la comunidad internacional expresa su preocupación por la escalada de violencia.