Científicos han demostrado que el monitoreo de aguas residuales puede ser un método eficaz para detectar patógenos transmitidos por alimentos, sumándose a su uso en el rastreo de otras enfermedades como el COVID-19
El monitoreo de aguas residuales, originalmente utilizado en la década de 1940 para la detección de polio, ha demostrado ser una poderosa herramienta para rastrear enfermedades.
Esta técnica fue ampliamente empleada durante la pandemia de COVID-19, lo que llevó a la creación del Sistema Nacional de Vigilancia de Aguas Residuales por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. en 2020.
Recientemente, un equipo de científicos ha descubierto que esta misma técnica puede utilizarse para detectar patógenos transmitidos por alimentos. El monitoreo de las aguas residuales permite identificar la presencia de estos patógenos en la comunidad, ofreciendo un método eficaz para la detección temprana de brotes de enfermedades relacionadas con alimentos contaminados.
Esta innovación representa un avance significativo en la salud pública, ya que permite identificar posibles amenazas antes de que se propaguen, ofreciendo la oportunidad de tomar medidas preventivas de manera más eficiente.
Este descubrimiento abre la puerta a nuevas aplicaciones del monitoreo de aguas residuales en el ámbito de la salud y seguridad alimentaria, permitiendo a las autoridades de salud pública actuar de forma proactiva ante posibles brotes de enfermedades transmitidas por alimentos.