Daniel Hagari, portavoz castrense, confirmó este lunes que las Fuerzas Aéreas israelíes atacaron un total de 1,300 objetivos de Hizbulá, como misiles de crucero y cohetes de medio alcance
ISRAEL.- El portavoz castrense Daniel Hagari confirmó este lunes que las Fuerzas Aéreas israelíes atacaron un total de 1,300 objetivos de Hizbulá, como misiles de crucero y cohetes de medio alcance, y dijo que los bombardeos continúan en la que ya es la jornada más letal para el país vecino.
En una conferencia de prensa, Hagari dijo que los objetivos destruidos en gran parte eran armas almacenadas en hogares, incluidos “misiles de crucero que pueden alcanzar cientos de kilómetros, cohetes pesados con una ojiva de una tonelada, cohetes de alcance medio de hasta 200 kilómetros, cohetes de corto alcance y vehículos aéreos armados no tripulados”, detalló.
Por su parte, el número de muertos en el Líbano ascendió ya a 356, entre ellos al menos 24 niños, mientras que la cifra de heridos superó los 1.200, informó esta noche el Ministerio de Salud Pública libanés.
A ese respecto, Hagari aseguró a la prensa hebrea que entre los fallecidos también hay milicianos “que estaban cerca de las armas” y dijo que el Ejército dará sus propias cifras más adelante.
También esta tarde, el Gabinete israelí aprobó una “orden especial” firmada por el ministro de Defensa, Yoav Gallant, que permite imponer restricciones a la población civil en tiempos de emergencia, valida durante 48 horas, si bien todavía no se han anunciado cambios.
En un tono similar a Hagari, el ministro Gallant aseguró hoy durante una reunión con la cúpula de Defensa que sus fuerzas han “dejado fuera de servicio a decenas de miles de cohetes y municiones de precisión” de Hizbulá. “Lo que Hizbulá ha construido durante un período de 20 años desde la segunda guerra del Líbano está siendo destruido”, añadió.
“En el transcurso de una semana, se puede determinar que, en muchos sentidos, (el jefe del grupo chií libanés Hizbulá, Hasán ) Nasrala se ha quedado solo en la cima”, dijo Gallant en un tono triunfalista, tras el bombardeo el viernes en Beirut que mató al menos a 17 miembros de Hizbulá, incluidos comandantes, y dejó cerca de otros 40 muertos.