Dos atentados suicidas perpetrados por mujeres dejaron un saldo de 18 muertos y 40 heridos en el noreste de Nigeria, incrementando la tensión en una región ya afectada por la violencia.

MAIDUGURI, NIGERIA.- En un trágico episodio que resalta la persistente inseguridad en Nigeria, dos ataques suicidas realizados por mujeres dejaron al menos 18 muertos y 40 heridos en la región noreste del país. Los atentados tuvieron lugar en la ciudad de Maiduguri, capital del estado de Borno, un área conocida por la actividad de grupos extremistas.

Las explosiones se produjeron casi simultáneamente en un mercado concurrido y en una parada de autobús, causando pánico entre los residentes locales. Testigos presenciales describieron escenas de caos, con cuerpos esparcidos y personas heridas clamando por ayuda. "Fue aterrador. Nunca había visto algo así", comentó Aisha Ibrahim, una comerciante del mercado.

Las autoridades locales creen que el grupo extremista Boko Haram, conocido por utilizar mujeres y niñas como suicidas, está detrás de estos atentados. Este grupo ha sido responsable de numerosos ataques similares en la región, en un conflicto que ha provocado miles de muertes y desplazamientos masivos en la última década.

El gobernador del estado de Borno, Babagana Zulum, condenó enérgicamente los ataques y prometió reforzar las medidas de seguridad en la zona. "Estos actos de barbarie no quedarán impunes. Vamos a intensificar nuestras operaciones para garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos", declaró Zulum en una conferencia de prensa.

Los equipos de emergencia acudieron rápidamente al lugar para atender a los heridos y trasladar a los más graves a hospitales cercanos. Sin embargo, la infraestructura médica de la región, ya sobrecargada, enfrenta desafíos para manejar la afluencia repentina de pacientes.

Este nuevo ataque subraya la vulnerabilidad persistente en el noreste de Nigeria, donde a pesar de los esfuerzos militares y gubernamentales, la insurgencia de Boko Haram continúa siendo una amenaza significativa. La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la situación y ha instado a una acción coordinada para abordar las raíces del conflicto.

Mientras tanto, los residentes de Maiduguri viven con el temor constante de nuevos ataques. "No sabemos cuándo volverá a ocurrir. Solo queremos paz", dijo Musa Ahmed, un joven estudiante que perdió a un amigo en el ataque.

La tragedia de hoy es un sombrío recordatorio de los desafíos que enfrenta Nigeria en su lucha contra el extremismo y la violencia, y de la necesidad urgente de soluciones duraderas para lograr la paz y la seguridad en la región.