La de Davos no sólo es la primera gran cita anual que marca la pauta de las expectativas y los temores para el resto del año, sino también la única cumbre público-privada de alcance mundial
DAVOS, SUIZA.- El Foro Económico Mundial última los preparativos para la apertura ese lunes de su 54º edición en Davos bajo el lema “Reconstruyendo la confianza”, en la que buscará lanzar nuevas líneas y espacios de cooperación global en favor del crecimiento económico, de la acción climática, de la seguridad energética y de la gobernanza tecnológica.
La de Davos no sólo es la primera gran cita anual que marca la pauta de las expectativas y los temores para el resto del año, sino también la única cumbre público-privada de alcance mundial en la que los responsables políticos y dirigentes empresariales que mueven la economía mundial dialogan sin grandes protocolos y una naturalidad imposible en cualquier otro entorno.
Cada año los organizadores escogen un lema que guiará los debates y reflexiones. Hace exactamente veinte años fue “Construyendo la confianza” con los atentados del 11 de Septiembre de 2001 en Estados Unidos muy frescos en la memoria. Este año el Foro ha recuperado ese lema llevándolo más lejos: “Reconstruyendo la confianza”.
Los conflictos armados, principalmente en Ucrania y Gaza, y las crecientes amenazas relacionadas con el cambio climático y la ciberseguridad profundizan aún más los temores sobre la situación mundial.
“Estamos en un mundo fracturado, donde aumentan las divisiones sociales, lo que conduce a una incertidumbre generalizada y al pesimismo. Tenemos que reconstruir la confianza en el futuro mirando a las causas de los problemas actuales”, ha dicho Klaus Schwab, fundador y director ejecutivo del Foro Económico Mundial, (WEF, en inglés), la institución organizadora de la cita de Davos.
Ese mensaje será el que impulsará la agenda de Davos en sus cinco días de reuniones entre los 2.800 participantes de 120 países: líderes políticos, empresariales, de ellos más de 800 consejeros delegados de las principales multinacionales, así como de diversos sectores de la economía, académicos, representantes sociales y de organizaciones no gubernamentales.
Como cada año, por el Centro de Congresos del pueblo de Davos -cuyo principal atractivo es ser una apreciada estación de esquí- pasarán en los próximos días líderes políticos de las principales potencias.
El primer ministro chino, Li Qiang; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el de Francia, Emmanuel Macron, estarán presentes en la cita mundial.
El programa del Foro prevé una intervención del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que podría ser en persona en caso de que la situación en su país lo permita.
Aunque por mucho tiempo sus detractores identificaron a la cita de Davos como el “foro del capitalismo”, ello no ha sido obstáculo para que acudan dirigentes críticos con este modelo económico, como el presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien ha confirmado su participación por segundo año consecutivo.
Sin duda, una de las personalidades que más atraerá la atención de la prensa será el nuevo presidente argentino, Javier Milei, cuyo entorno ha adelantado que no tiene intención de hacer declaraciones públicas más allá de la intervención prevista para el día 17 en el auditorio principal del Foro.
Por Estados Unidos encabezarán la delegación el secretario de Estado, Antony Blinken, y el Consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, dos manos derechas de la Administración de Joe Biden.
Sullivan participará hoy en Davos en una reunión con asesores de seguridad de noventa países para abordar -al margen del Foro- el plan de paz del presidente de Ucrania, en la que se espera que se renueve el compromiso de Washington al esfuerzo militar de ese país en su guerra contra Rusia.
Los representantes rusos, incluidos los oligarcas que acostumbraban financiar exclusivas recepciones y fiestas durante la semana del Foro de Davos, han quedado excluidos de este evento desde la invasión de Ucrania.