Laura Padilla es la única investigadora del CICESE en estudiar esta disciplina, más específicamente, a la psicoacústica.

ENSENADA.- Combinar la acústica y la biología para estudiar el comportamiento de comunicación entre los animales para conocer, por ejemplo, cantos y llamados, monitoreo acústico de poblaciones y comportamiento, no es algo nuevo en el CICESE. Al menos seis tesistas de posgrado han empleado la bioacústica en sus proyectos con aves, delfines, vaquita marina y murciélagos en los últimos 20 años.

Pero Ana Laura Padilla Ortiz es la única investigadora en este centro que se dedica a la acústica como una disciplina de la física, y más específicamente, a la psicoacústica. Esto es, la forma en cómo nosotros, los humanos, respondemos a los sonidos o estímulos acústicos que escuchamos, más allá del funcionamiento o fisiología de nuestros oídos.

En esta rama, las áreas en las que ha centrado su trabajo son la evaluación subjetiva de la inteligibilidad del habla (qué tan bien se puede entender a alguien cuando habla), el procesamiento de señales acústicas y la instrumentación acústica.

Laura Padilla es investigadora por cátedra (Investigadores por México) adscrita a la Unidad Monterrey desde noviembre de 2017. Explicó que uno de sus estudios se centró en desarrollar pruebas subjetivas de inteligibilidad, y para ello analizó señales de voz que ocurren en condiciones acústicas adversas, por ejemplo, con ruido o reverberación, que es lo que más afecta la comunicación oral.



Las pruebas preliminares las realizó con el kiosko del sistema a-Prevenir (un sistema de toma de signos vitales y somatometría que desarrolló en este centro de investigación el Dr. Salvador Villarreal) instalado en Monterrey. Consistían en emitir una señal de voz en un ambiente con un poco de ruido, y las personas usuarias del kiosko repetían el material de voz que escuchaban. Los resultados, aunque preliminares, se presentaron en un congreso nacional sobre tecnologías aplicadas a ciencias de la salud organizado por el INAOE, la UNAM y la BUAP.

¿Y esto en qué ayuda? “Justo ahora con el covid, muchas cosas se han buscado implementar en línea, desde el ámbito de la salud hasta temas laborales y educativos. Por ejemplo, el área de teleaudiología (atención auditiva a distancia) que, si bien ya existía antes de la pandemia, ésta vino a potenciar su implementación a través de internet”.

Otro aspecto que le interesa mucho es informar y llamar la atención sobre el problema de salud que significa la pérdida auditiva que se está presentando principalmente en jóvenes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que un amplio sector de personas entre 12 y 35 años de edad está en riesgo de padecer sordera a consecuencia del uso indiscriminado o incorrecto de los audífonos. “No es que los audífonos, por sí mismos, sean malos, pero los niveles en que los utilizan y el tiempo de uso resulta una combinación muy peligrosa. Si son niveles muy altos y periodos de tiempo prolongados, eso es dañino y puede causar pérdida permanente, porque la cuestión es que una vez que uno pierde la audición ya no se puede recuperar. Ciertamente la pérdida auditiva es intrínseca al envejecimiento: es decir, todos la vamos a perder en mayor o menor medida, pero ahora estos problemas se han visto en jóvenes”, indicó la doctora Padilla.

Otros trabajos los ha hecho en colaboración con el Dr. Jesús Gómez, quien acaba de dejar la Unidad Monterrey del CICESE para ocupar una plaza de investigador en el INAOE. Con él codirige dos proyectos de tesis de la Maestría en Ciencias en Tecnologías Avanzadas e Integradas (MCTAI) que ofertan de manera conjunta esta unidad y la de Tepic.

“Uno tiene que ver con la implementación de un audiómetro digital a través de visión computacional; él es experto en visión computacional, y yo en la parte de acústica. El audiómetro es un instrumento que evalúa la capacidad auditiva de las personas.

El otro proyecto consiste en analizar e implementar diferentes polinomios para reconstruir señales acústicas y medir objetiva y subjetivamente cuál polinomio aproximó de mejor forma la señal acústica bajo estudio”.



Respecto a la acústica, como disciplina, consideró que es un área poco estudiada en México. “Estudié ingeniería en Comunicaciones y Electrónica en el Instituto Politécnico Nacional; el último año de la carrera nos daban un año de especialidad: yo elegí acústica. Después, me interesaba estudiar un posgrado y me di cuenta que hay pocas opciones en México. De hecho, la única está en la UNAM, en el ICAT, antes Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico. Ahí se encuentra el Laboratorio de Acústica y Vibraciones, donde cuentan con infraestructura e instrumentación especializada. No ubico otro laboratorio con esas características en el país.

“Por otro lado, en óptica (disciplina que se cultiva ampliamente en la Unidad Monterrey) hay varios institutos, como el CIO, el INAOE, el mismo CICESE, y en acústica no pasa eso. En ese sentido es una disciplina poco estudiada, pensando que el sonido forma parte de nuestro día a día, me gustaría que hubiera más diversidad en ese aspecto”.