De acuerdo con cifras de la UNESCO a nivel mundial se estima que, aunque las mujeres representan 33% de todos los investigadores, sólo 12% de los miembros de las academias científicas son mujeres

ENSENADA.- Ni el frío ni la lluvia ahuyentaron el interés de las 40 mujeres que fueron parte del foro “La mentoría de mujeres en STEM: experiencias compartidas de crecimiento académico”, realizado en el CICESE, en el marco de su 50 aniversario y la conmemoración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

El foro sumó al objetivo del programa Mentoras en la Ciencia–Mentees, del British Council (BC), para disminuir el rezago del papel de la mujer en la ciencia. De acuerdo con cifras de la UNESCO a nivel mundial se estima que, aunque las mujeres representan 33% de todos los investigadores, sólo 12% de los miembros de las academias científicas son mujeres.

El foro se propuso compartir la experiencia de 18 investigadoras y estudiantes del CICESE, que han participado en el programa de la BC, como mentoras (4) o mentees o montoreadas (14), y explicar qué sí es y qué no un sistema de mentorías. La actividad permitió constatar dos coincidencias entre las mujeres dedicadas a las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés): enfrentan retos y dificultades similares, y están receptivas a buscar y encontrar apoyo que les permita un balance entre sus vidas académicas y personales.

En opinión de Sharon Herzka, investigadora del Departamento de Oceanografía Biológica del CICESE y coordinadora del foro, éste logró su propósito de familiarizar a las participantes en las características y los beneficios de las relaciones de mentoría en el contexto de los múltiples retos que enfrentan las mujeres que buscan desarrollarse en áreas STEM. Lo que me sorprendió, dijo, fue la avidez con la cual escucharon y participaron, y reafirmó mi creencia de que muchas mujeres, sin saberlo, enfrentan situaciones y retos similares, y se sienten aisladas.

Es común, agregó Sharon, que el entorno académico no fomente y apoye su desarrollo profesional de una manera óptima. Las relaciones de mentoría son una estrategia que empodera a las mujeres por medio del uso de herramientas concretas y abriendo espacios de diálogo seguro. Una puede necesitar una mentora o ser una mentora en cualquier etapa de su vida profesional; son relaciones no jerárquicas en las cuales podemos apoyarnos las unas a las otras con nuestra experiencia.

La meta es contribuir al desarrollo y éxito profesional de científicas, ingenieras, tecnólogas y matemáticas.  Me inspiró mucho escuchar a las participantes y ver de primera mano cómo resonó en ellas nuestro mensaje, señaló la Dra. Herzka. Y es que, datos de la UNESCO señalan que las mujeres se encuentran subrepresentadas en los niveles más altos de las carreras profesionales y continúan siendo una minoría en muchos campos de las áreas STEM, apenas 28% que evidencia una disparidad de género y una realidad: la mujer científica debe trabajar más arduamente.

Durante el foro realizado en el CICESE, la audiencia presenció la representación de lo que usualmente es un encuentro Mentora-Mentee y cómo fluye la comunicación entre ellas. Fue claro observar que se establece una relación de respeto, compromiso, empatía. La mentora no dirá qué hacer, sino tendrá una escucha activa y con las herramientas adquiridas durante su entrenamiento y su propia experiencia será una guía para que la mentee tome sus propias decisiones.

Respecto a lo que sí es una relación de mentoría, Lorena Durán, investigadora por México adscrita al Departamento de Biotecnología Marina del CICESE, enfatizó el rol de acompañamiento de la mentora. Se trata de ofrecer herramientas a las mentoreadas, de guía en su toma de decisiones, sin influir en éstas. Buscar los puntos fuertes de las mentees para fortalecerlos. Actúa como un espejo y una resonancia de sus ideas; “tú decides desde tu historia, habilidades y herramientas”. Sobre todo, es un apoyo incondicional y sin juicios, un espacio seguro y completamente confidencial.

Durante su participación, Ana Laura Padilla, investigadora del CICESE-Monterrey, hizo énfasis en que la mentoría no es una dirección de tesis, no son reuniones para resolver problemas de tesis o laboratorio, o aclarar dudas académicas, no hay un listado de qué hacer ante problemáticas específicas, no se dan consejos, no se emiten juicios, no se interrumpe y no hay expresiones como “no seas exagerada”, “no es el fin del mundo”. Consideró deseable que en el CICESE se cree un programa de mentorías.

Entre las herramientas usadas en su rol de mentoras. Ana Laura destacó la rueda de la vida, cuyo círculo segmentado por aspectos que todos deberíamos valorar para tener una existencia en equilibrio –desarrollo personal, salud, diversión-recreación, familia-amistades, amor, casa-entorno físico, finanzas, área profesional– favorecen un ejercicio de autorreflexión. Se trata de un autoanálisis dinámico, cuyo ejercicio constante permite revisar, reflexionar acerca del tiempo dedicado a cada aspecto, así como establecer metas con objetivos SMART, es decir, específicos, medibles, alcanzables, relevantes y temporales.

En el foro también hablaron Claudia Espinoza, Gloria Salinas, Carmen Osorio y Carolina Bohorquez, estudiantes del CICESE y participantes en el programa del BC, como meentes.

Coincidieron en lo expuesto en la recreación y lo dicho previamente por Sharon Herzka, Lorena Durán y Ana Laura Padilla. No se sintieron juzgadas, sino acompañadas en la toma de decisiones; la asesoría recibida las ayudó a concretar metas específicas; se sintieron escuchadas, valoradas, confiadas en el camino que están siguiendo “No tengo que demostrar nada a nadie”.

Contentas porque al final de la experiencia lograron una relación empática con sus mentoras y el comienzo de una amistad, recomendaron a las asistentes participar en convocatorias como las emitidas por el British Council. Darse cuenta de que “no estamos solas” las motiva a invitar a otras mujeres a que “tengan una mentora”.