Algunos fenómenos sociales provocan desesperanza en la población, para revertirla se requieren profesionales capaces de identificar el problema, desarrollar metodología, proponer soluciones e intervenir para aplicarlas
ENSENADA.- Entender y canalizar las problemáticas sociales que envuelven al entorno educativo para generar los cambios que incrementen las posibilidades de un mejor futuro a los niños y jóvenes estudiantes, requiere de la intervención socioeducativa.
Las estadísticas regionales, nacionales y mundiales reflejan que existe un conjunto de problemas relacionados con el ámbito escolar que podrían solucionarse con ayuda de personas especializadas en ello, señaló el Dr. Alberto Gárate Rivera, vicerrector académico del Sistema CETYS Universidad, y que consisten en:
- Salud emocional, social y cultural: Cuando los actores de los sistemas sociales tienen dificultades para acceder a oportunidades que los ayuden a progresar y conseguir sus objetivos se generan consecuencias negativas, como el analfabetismo, la deserción escolar, la marginación social y múltiples formas de violencia.
- Abandono escolar: Actualmente el 40% de estudiantes de preparatoria y universidad deserta en el primer año de curso. Respecto a la educación básica, de cada 100 niños que ingresan a la primaria, 21 concluyen estudios universitarios.
- Desigualdad social: Más allá de la pobreza económica, la problemática de desigualdad social engloba desigualdad por cultura, por clase social, por color de piel y por credo.
“Estos fenómenos provocan una posición de desesperanza de las poblaciones. Revertir este factor no puede hacerse realidad solo porque se tengan las ganas, sino haciéndolo a través de un ejercicio profesional, a través de la identificación del problema y del desarrollo de metodologías para poder solucionarlos, es decir, a través de la intervención socioeducativa”, consideró el Dr. Gárate Rivera.
En su afán de ayudar a la resolución de conflictos del sistema social, de atender los problemas que afectan a las personas que lo integran a partir de planes estratégicos de acción, y de una mediación capaz de producir cambios, la intervención socioeducativa requiere de profesionales capaces de promover de manera efectiva el desarrollo de las personas en sus comunidades, para mejorar su realidad y su calidad de vida.
La intervención socioeducativa es un trabajo interdisciplinario. Por eso, docentes, psicólogos, abogados, sociólogos, administradores, trabajadores sociales y servidores públicos están llamados a profesionalizarse en este ámbito, para generar redes de apoyo sólidas y colaborativas que modifiquen la realidad de quienes viven situaciones vulnerables en el ambiente educativo.
Dicha profesionalización encuentra un marco óptimo en la Maestría en Intervención Socioeducativa en colaboración con la Universidad de Salamanca, España (USAL), en la que además de convivir a nivel multidisciplinar, los perfiles involucrados desarrollan capacidades para planear, para desarrollar estrategias didácticas y para evaluarlas.
La Maestría en Intervención Socioeducativa de CETYS y la USAL posee un componente nuclear que involucra a la familia, a la escuela y al contexto, generando marcos de referencia para entender la relación que existe y el impacto que generan esos tres actores en torno a la educación, para aplicar metodología de intervención capaz de plantear soluciones realizables, concretas y no idealizadas que ayuden a mejorar sus condiciones.
“Nuestro enfoque es distinto, por eso, este posgrado es apto para cursarse por todos los perfiles y profesiones interesados en mejorar su sentido de ciudadanía, su entorno y su responsabilidad social ante la comunidad. Eso es lo que logra un egresado de esta maestría, y que a su egreso puede aplicar lo mismo en organizaciones civiles que en organismos gubernamentales y planteles escolares, donde paulatinamente podrá construir un clima esperanzador, de promesa y de mejor condición de vida en el entorno de intervención”, concluyó el vicerrector académico.